martes

Conversaciones con Pía.

No pasaban de las dos de la tarde. En aquella cafetería escondida entre un pequeño parque en el que él le gustaba estar una o dos horas del día. La cafetería estaba en una zona poco transitada y todavía podía oírse a las aves y a los niños jugar.
Él como siempre con su Latte, fumando su cigarrillo y hablando por teléfono, ensimismado en su vida.

- Sabía que te encontraría aquí - Dijo una voz reconocible para él - tengo tiempo de conocerte y no cambias, sigues siendo el mismo - Raúl se levanto para saludar a su amiga y ayudarle con su bolso - Cuéntame como has estado amigo - pregunto ella, dando al mismo tiempo un gran beso en la mejilla, acompañado de un abrazo.
- Muy bien Pía, gozando, ¿Y a ti como te ha ido?, lo último que supe de ti, fue que te habías ido a Playa del Carmen y después perdí tu rastro - pregunto Raúl, para él, su amiga era un pequeño gorrión que vivía libre, iba donde le dictaba su corazón o donde en un sueño su intuición le dictaba ir.

- ¡Si!, estuve en Playa un tiempo, ahí conocí a varios amigos que me invitaron a viajar... ¡No te imaginas! ¡Fuimos a Sri Lanka!, conocí y medite en el Ganges... ¿Sabes la tranquilidad, la espiritualidad que se respira en ese lugar?. Fui a Petra ¡Debes ir! - Raúl notaba como ella volvía a transportarse a ese sitio con cada palabra, cada gesto, cada movimiento de sus manos. Él disfrutaba los matices que salían de ella, como si le mostrará una fotografía donde podía ver los colores que ella le describía.
- ¿Sabes Pía? - Interrumpió Rául - Eres un animalillo en peligro de extinción - repuso.
-¡¿Por qué lo dices?! - exclamo ella.
- Porque no conosco a nadie que tome una aventura sin planear el viaje, y eso en mi punto de vista, te hace ser única, diferente, pero lo que mas temo es verte encerrada en algún lugar, con alguna persona que te encadene a una jaula de oro y no te deje extender tus alas al sol. - finalizó.
- ¡Raúl, no pedí nada por venir a sorprenderte!, iba caminando y reconocí este parque, busque tu cafetería y por hacer eso, se me olvido pedir mi cafe - dijo ella. Raúl no tardo en llamar al mesero que le pidió su orden y mas tardo en decidir ella, que en que tuviera su café y su croisant en la mesa.
- Raúl si yo soy un gorrión tú eres un lobo solitario que vive agazapado esperando su presa, pero también sabes volar, ¡Y vaya que sabes volar, cuando lo quieres! - dijo Pía soltando una carcajada.

Raúl y Pía pasaron la tarde charlando de todo lo que se les venía a la mente, política, educación, sexo, economía, de la forma en que se conocieron, Pía era una adicta a la cultura, se enamoraba primero de un libro antes que de un hombre, le apasionaba educarse y Raúl, era simplemente él.

La noche llego para suplir a la tarde y con ella una llamada al celular de ella - ¡Claro!... ¿Cuando?... Claro que estoy lista... Ok, nos vemos... Ciao, Ciao - Al terminar su llamada Pía tomándole la mano a Raúl - Amigo, me acaban de invitar a Europa, quieren que los apoye con unas fotografías y unos cuadros - dijo emocionada.
- ¿Cuando te vas? ¿Así de pronto? - pregunto él.
- ¡Hoy! mi vuelo sale a media noche, debo ir al hotel para alistar mis cosas - dijo ella.
- pues vete - repuso Raúl alegre de ver como su amiga, se creaba sus propios puentes a su felicidad.

Con un beso y un gran abrazo, aquellos amigos se volvieron a perder. Ella no sabía cuando se volverían a ver, él sabía que se volverían a ver, en algún café de algún lugar que tal vez ambos no sabían que existirá. Jamás se decían "Adiós" su despedida era un simple "Cuídate mucho"

Pía requería volar por lugares no conocidos para ser libre, Raúl necesitaba ser él, para serlo.