La noche no podía ser mas perfecta, las farolas alumbrando lo largo de la acera, se podría jurar que llegaba un aire de paz y tranquilidad... De un momento a otro en su paseo se daba cuenta de alguna pareja platicando, algún niño pidiéndole un dulce a su madre, se podía ver a otros como él paseando a sus perros, los automóviles andaban y venían era la hora en que todos regresaban a casa. Al cruzar por la avenida se fijo en la primera fila de conductores de los cuatro carriles, la primera era una dama no mayor que él, el segundo carro llevaba a una pareja, la mujer checando cualquier cosa en el celular y su acompañante con su mirada fija al cambio del semáforo, el tercer vehículo estaba manejado por una señora de mas de cuarenta muy bien cuidada, y se percato que la mirada de la señora iba directo a los ojos de él, lo checo de arriba a abajo, despidiéndose de el con una pequeña sonrisa y él último automóvil era un chófer, era claramente que esa era su profesión la vestimenta y las facciones del tipo no concordaban con el precio del auto. Sujetando las correas de sus perros, quedo en medio del boulevar, bastante amplio donde cabían perfectamente él y sus perros. Se detuvo y volteó a mirar aquel monumento que decía muchas cosas "libertad", "nación", "riqueza", "amor"... Eran cosas que él había vivido, al tocarle el alto y con el empujón que le hizo uno de sus perros, Raúl avanzó. Volvió a lo mismo de siempre, gente platicando en las bancas, algunas personas haciendo ejercicio y otras parejas a la vista. Se detuvo para soltar a los perros y prender su cigarro. Busco una banca donde sentarse, checar sus correos por el celular y ver que había de nuevo en la competencia.
- ¿Cuanto tiempo? ¿Cuando fue la última vez que nos vimos? - escucho Raúl, la voz era reconocida por él y era lógico que sabía quien era sin siquiera voltear a ver la dirección de donde venía la voz.
- Hace bastante tiempo, ¿Como has estado Luzbel? - pregunto Raúl con su típica ironía que lo caracterizaba.
- ¡Tú y yo siempre estamos bien! ¿O miento? - lo dijo Luzbel mientras se sentaba a lado de Raúl y encendía su cigarro - Te perdiste amigo, muy mal, te tengo que confesar que esta vez si me costo trabajo saber donde estabas, desde que terminaste con esta, ¿Cómo se llamaba? - Luzbel sabía claramente el nombre pero quería que fuera Raúl quien le dijera - bueno no importa, desde que terminaste te fuiste, supe por algunas fuentes confiables que esta vez si has ahuyentando el amor, te diré algo... Todavía estas joven y perdóname si te ofendo, pero por algo dicen que mas sabe el diablo por viejo que por malo, ¿no? - soltando una risa - los hombres de nuestra clase, los que estafamos a medio mundo, los que jugamos al amor como si fuera un poker, no nacimos para estar con una mujer, eso déjaselo a las personas débiles que tienen tantos paradigmas en sus vidas, traumas, miedos que prefieren compartir sus vidas con alguien para juzgar a su pareja que plantarse enfrente de un espejo y enfrentarse con uno mismo. Dime Raúl ¿No te levantas todas las mañana y te quedas viéndote en el espejo por unos minutos? ¿Cómo contemplando una de tus mascaras? ¿Cómo eligiendo cual usaras esta vez?...- Luzbel quería esperar el momento en que Raúl le dijera que no, que él era distinto, pero esta vez fue distinta, Rául lo veía con un cierto parecido en su rostro de aceptación y con un pequeño movimiento de su rostro le confirmo que estaba de acuerdo.
- Esta vez es distinto amigo, esta vez me he aceptado tal cual soy - le respondió Raúl, con un pequeño silbido llamo a Zeus y Socrates. - ¿Nos acompañas? Todavía nos faltan unas cuadras para llegar a donde vivimos. Sin decir nada Luzbel aceptó.
- ¿Recuerdas lo que te dije cuando te vi esa tarde en Italia? - sin voltear a ver a Raúl preguntaba.
- "Un hombre de nuestra clase nunca muere, siempre estará un paso delante de uno y cuando ya no sabes de él..."
- "es que solo se desvaneció su sonrisa en ese lugar" - finalizaba Luzbel.
Sin más continuaron caminando, Luzbel sacaba su cajetilla de cigarros mientras Raul les ponía las correas a sus perros, ambos eran tipos que se hacían ver, por la forma en que vestían y hablaban, no era raro verlos siempre bien vestidos, caminando por las aceras de las importantes ciudades del mundo. Les gustaba la atracción que ejercían a las mujeres, conocían el secreto para llevar a la cama a una mujer y lo llevaban a cabo cada vez que podían. Luzbel eligió a Raúl porque sabía perfectamente que él siempre daba ese poco mas, nunca se conformaba y tenía el lema de "El fin justifica los hechos", el amor era algo subrealista en la vida de él y jamás doblegaba su dignidad por nadie a diferencia de otros que siempre tenían una debilidad, llámese como se llame.
Sin contar el tiempo llegaron a casa de Raul, soltó a los perros y fue directo a la cantina a servir un merlot, tenían muchas cosas que hablar. Luzbel como era su costumbre reviso el departamento. Este a diferencia del anterior era mas urbano, con muebles negros minimalistas y varios cuadros pop, pero lo que mas le llamo la atención su que no había separaciones, salvo el baño que estaba cubierto. Al entrar al departamento podía verse la cama, cocina y la sala, con solo una televisión y varios muebles llenos de libros, una pasión en que coincidían ambos.
- ¿Que te ofrezco? - Pregunto Raul sabiendo de antemano que le pedirìa un escoses doble solo. - Si ya sabes que tomo y sè que tienes lo que quiero, ¿para que me preguntas?, me he estado fijando en tu cambio tan radical que has tenido Raul, eres el mismo pero con otra carcaza, tu esencia jamas podrà ser quitada, pero siento algo que no sentìa en mucho tiempo en ti... - comentaba esto sin dejar de contemplar su reciente vaso y aspirando el olor del wisky. - Te siento mas fuerte Raul, no es extraño en ti que en cada caida, crezcas y madures, pero esta vez no te veo con la necesidad de tener a alguien a tu lado para sentirte alguien o algo, no voy a negar que mas de una vez pense que ibas a dar todo por alguien y fuiste tu quien las dejo, asì sin decir mas. ¡La ùltima de verdad lo pense!.
Raul no hacia nada mas que verlo y sonreir de lo que decia luz, mientras tomaba su vino, -¿Sabes Luzbel?, hace tiempo he aprendido a dar a entender lo que quiero que sientan y piensen de mi, mientras me ocupo de otras cosas que para mi son mas importantes o tienen mayor trascendencia en la vida. Te dire el amor no es mas que un invento hecho por personas dependientes, depresivas y estresadas por tratar de culpar a alguien mas por sus defectos y errores, eso lo aprendi hace mucho, todas o casi todas quitando a Bellusci eran una necesidad sexual y fìsica sin transcendencia importante en mi vida. ¿si las lastime?, ¿Si las hice sentir que habìan perdido el tiempo conmigo?, ¿Si hice que se arrepintieran cada minuto de haberme conocido? Sinceramente Luz, me tiene sin cuidado, le doy una importancia a cero a los sentimientos ajenos y no es por ser egoista es que si no me involucro no pierdo. - Toda esta conversacion transcurria sin tiempo solo en ese momento existian Luz y Raul.
- Bueno Raul, tu y yo siempre vamos a ser de la clase que siempre estara jalando los cordones de los titeres, y cambiando de tema te tengo un trabajo, como dices que no importa el pasado, ni el amor, tengo a una persona que necesita una ayuda para irse, sabes que nosotros o mas bien yo y tù eres quien te los lleva - Luzbel le contaba sin dejar de ver un cuadro de una dama desnuda dando la espalda - Cuentame de el - le respondìa Raul que seguia sentado en la silla con sus perros acostados de frente a el. - Ok, este tipo hace tiempo nos pidio un favor, querìa ser "alguien" en la vida, su vida antes de contactarme, no era mala, pero su codicia le gano y siempre queria mas, le ayude a abrirle las puertas de sus negocios, y como sabes siempre se cobran las cuentas y mas los favores, el caso es que un dìa un joven enamorado perdidamente de una mujer, fue a pedirle que si podia darle trabajo para poder solventar la boda y este señor olvidandose de los valores humanos que los salvan de perder su alma, le nego la oportunidad de hacerlo, lo que provoco dos cosas, una que aquel joven no viendo otra salida para su vida y no queriendo ser un don nadie en la vida, se avento a las vias del subterranéo y dos, condeno su vida, al no ser la única vez que lo ha hecho.
Raul conocía perfectamente este trabajo, sabía que en una sola cosa no podían intervenir ni Satán ni Dios, y era en el amor. Por eso él hacía y deshacía su vida, era el único lugar donde tenía el libre albedrío. - Esta bien ¿Donde vive?, ¿tienes la información de ese señor? - le preguntaba mientras abría las ventanas de su departamento para que no se llenara de humo. - Te seré franco Raúl.... - interrumpiendo Raúl - ¿Nunca lo has sido? - continuando lo que quería decir Luz - Es el papá de Marlen - Luz siempre y por naturaleza siempre estaba al pendiente del mínimo cambio de humor y podría decirse que olía como los animales, los sentimientos de las personas.... - ¿Lo harás o le comento a Dayden? - quedando unos minutos de silencio - Si, lo haré, tengo mucho que no veo y no sé nada de Marlen... es algo insignificante - sin decir mas Raul se sirvio mas del vino - ¿No habías dicho que estaba en tus principios no interferir en tu pasado? - Luzbel, estaba sorprendido de la respuesta de Raul, su aprendiz, aquel que era el único que podría darle la espalda y negarse a cualquier cosa. - Que no lo haga, no significa que no sepa o quiera hacerlo - finalizaba Raul.
La noche todavía no se consumía y como era costumbre ambos decidieron salir, al verse en la tarde Luzbel lucia como un tipo de setenta y tantos años, bien vestido, pero acabado, Raul con ventinueve años, mostraba fortaleza a comparación de su compañero que aunque no mostraba debilidad, si mostraba vejez. Una cosa que no sabía Raul era que Luzbel, mantenía una forma anciana para guardar energías, puesto se regocijaba con los pecados mortales de los demás y Raul al no tener alguna debilidad por los pecados capitales, Luzbel gastaba mucha energía junto a él, por eso cuando pasaban tiempo juntos, salían a algún bar. El lugar perfecto para la abundacía del alimento del Diablo, la lujuría, la ira, la gula, la envidia, la soberbia y la pereza. -Jamás te he entendido Raul, teniendo la estabilidad financiera que tienes, por que jamás usas automovil, siempre andamos caminando - estaba reclamandole -Me sorprende de ti, que me lo preguntes, el automovil es un invento horrible, solo necesario para largas distancias o eventos especiales, no para sustituirlo por las piernas - interrumpiendole Luzbel - Pero vas comodo - decía Luzbel - pero de que te sirve la comodidad, sino escuchas a tu ciudad, a la gente, sino sientes el aire de la ciudad, o simplemente caminando puedes realmente apreciar donde vives - esto se lo explicaba Raul a Luzbel, dirigiendose al estacionamiento. - pero no te preocupes, cuando se trata de bloff, soy el mejor! - activando el motor de un Audi RS8 para ese entonces ya eran pasando la medianoche.
... Continuará
Sin más continuaron caminando, Luzbel sacaba su cajetilla de cigarros mientras Raul les ponía las correas a sus perros, ambos eran tipos que se hacían ver, por la forma en que vestían y hablaban, no era raro verlos siempre bien vestidos, caminando por las aceras de las importantes ciudades del mundo. Les gustaba la atracción que ejercían a las mujeres, conocían el secreto para llevar a la cama a una mujer y lo llevaban a cabo cada vez que podían. Luzbel eligió a Raúl porque sabía perfectamente que él siempre daba ese poco mas, nunca se conformaba y tenía el lema de "El fin justifica los hechos", el amor era algo subrealista en la vida de él y jamás doblegaba su dignidad por nadie a diferencia de otros que siempre tenían una debilidad, llámese como se llame.
Sin contar el tiempo llegaron a casa de Raul, soltó a los perros y fue directo a la cantina a servir un merlot, tenían muchas cosas que hablar. Luzbel como era su costumbre reviso el departamento. Este a diferencia del anterior era mas urbano, con muebles negros minimalistas y varios cuadros pop, pero lo que mas le llamo la atención su que no había separaciones, salvo el baño que estaba cubierto. Al entrar al departamento podía verse la cama, cocina y la sala, con solo una televisión y varios muebles llenos de libros, una pasión en que coincidían ambos.
- ¿Que te ofrezco? - Pregunto Raul sabiendo de antemano que le pedirìa un escoses doble solo. - Si ya sabes que tomo y sè que tienes lo que quiero, ¿para que me preguntas?, me he estado fijando en tu cambio tan radical que has tenido Raul, eres el mismo pero con otra carcaza, tu esencia jamas podrà ser quitada, pero siento algo que no sentìa en mucho tiempo en ti... - comentaba esto sin dejar de contemplar su reciente vaso y aspirando el olor del wisky. - Te siento mas fuerte Raul, no es extraño en ti que en cada caida, crezcas y madures, pero esta vez no te veo con la necesidad de tener a alguien a tu lado para sentirte alguien o algo, no voy a negar que mas de una vez pense que ibas a dar todo por alguien y fuiste tu quien las dejo, asì sin decir mas. ¡La ùltima de verdad lo pense!.
Raul no hacia nada mas que verlo y sonreir de lo que decia luz, mientras tomaba su vino, -¿Sabes Luzbel?, hace tiempo he aprendido a dar a entender lo que quiero que sientan y piensen de mi, mientras me ocupo de otras cosas que para mi son mas importantes o tienen mayor trascendencia en la vida. Te dire el amor no es mas que un invento hecho por personas dependientes, depresivas y estresadas por tratar de culpar a alguien mas por sus defectos y errores, eso lo aprendi hace mucho, todas o casi todas quitando a Bellusci eran una necesidad sexual y fìsica sin transcendencia importante en mi vida. ¿si las lastime?, ¿Si las hice sentir que habìan perdido el tiempo conmigo?, ¿Si hice que se arrepintieran cada minuto de haberme conocido? Sinceramente Luz, me tiene sin cuidado, le doy una importancia a cero a los sentimientos ajenos y no es por ser egoista es que si no me involucro no pierdo. - Toda esta conversacion transcurria sin tiempo solo en ese momento existian Luz y Raul.
- Bueno Raul, tu y yo siempre vamos a ser de la clase que siempre estara jalando los cordones de los titeres, y cambiando de tema te tengo un trabajo, como dices que no importa el pasado, ni el amor, tengo a una persona que necesita una ayuda para irse, sabes que nosotros o mas bien yo y tù eres quien te los lleva - Luzbel le contaba sin dejar de ver un cuadro de una dama desnuda dando la espalda - Cuentame de el - le respondìa Raul que seguia sentado en la silla con sus perros acostados de frente a el. - Ok, este tipo hace tiempo nos pidio un favor, querìa ser "alguien" en la vida, su vida antes de contactarme, no era mala, pero su codicia le gano y siempre queria mas, le ayude a abrirle las puertas de sus negocios, y como sabes siempre se cobran las cuentas y mas los favores, el caso es que un dìa un joven enamorado perdidamente de una mujer, fue a pedirle que si podia darle trabajo para poder solventar la boda y este señor olvidandose de los valores humanos que los salvan de perder su alma, le nego la oportunidad de hacerlo, lo que provoco dos cosas, una que aquel joven no viendo otra salida para su vida y no queriendo ser un don nadie en la vida, se avento a las vias del subterranéo y dos, condeno su vida, al no ser la única vez que lo ha hecho.
Raul conocía perfectamente este trabajo, sabía que en una sola cosa no podían intervenir ni Satán ni Dios, y era en el amor. Por eso él hacía y deshacía su vida, era el único lugar donde tenía el libre albedrío. - Esta bien ¿Donde vive?, ¿tienes la información de ese señor? - le preguntaba mientras abría las ventanas de su departamento para que no se llenara de humo. - Te seré franco Raúl.... - interrumpiendo Raúl - ¿Nunca lo has sido? - continuando lo que quería decir Luz - Es el papá de Marlen - Luz siempre y por naturaleza siempre estaba al pendiente del mínimo cambio de humor y podría decirse que olía como los animales, los sentimientos de las personas.... - ¿Lo harás o le comento a Dayden? - quedando unos minutos de silencio - Si, lo haré, tengo mucho que no veo y no sé nada de Marlen... es algo insignificante - sin decir mas Raul se sirvio mas del vino - ¿No habías dicho que estaba en tus principios no interferir en tu pasado? - Luzbel, estaba sorprendido de la respuesta de Raul, su aprendiz, aquel que era el único que podría darle la espalda y negarse a cualquier cosa. - Que no lo haga, no significa que no sepa o quiera hacerlo - finalizaba Raul.
La noche todavía no se consumía y como era costumbre ambos decidieron salir, al verse en la tarde Luzbel lucia como un tipo de setenta y tantos años, bien vestido, pero acabado, Raul con ventinueve años, mostraba fortaleza a comparación de su compañero que aunque no mostraba debilidad, si mostraba vejez. Una cosa que no sabía Raul era que Luzbel, mantenía una forma anciana para guardar energías, puesto se regocijaba con los pecados mortales de los demás y Raul al no tener alguna debilidad por los pecados capitales, Luzbel gastaba mucha energía junto a él, por eso cuando pasaban tiempo juntos, salían a algún bar. El lugar perfecto para la abundacía del alimento del Diablo, la lujuría, la ira, la gula, la envidia, la soberbia y la pereza. -Jamás te he entendido Raul, teniendo la estabilidad financiera que tienes, por que jamás usas automovil, siempre andamos caminando - estaba reclamandole -Me sorprende de ti, que me lo preguntes, el automovil es un invento horrible, solo necesario para largas distancias o eventos especiales, no para sustituirlo por las piernas - interrumpiendole Luzbel - Pero vas comodo - decía Luzbel - pero de que te sirve la comodidad, sino escuchas a tu ciudad, a la gente, sino sientes el aire de la ciudad, o simplemente caminando puedes realmente apreciar donde vives - esto se lo explicaba Raul a Luzbel, dirigiendose al estacionamiento. - pero no te preocupes, cuando se trata de bloff, soy el mejor! - activando el motor de un Audi RS8 para ese entonces ya eran pasando la medianoche.
... Continuará