domingo

Juventud...


-Hola Raul ¿como has estado?, - Saludaba alegremente una chica sonriente, bien vestida y atractiva - siempre me he preguntado ¿Por qué siempre vistes tan bien?, O sea jamás te he visto de pants, playeras o simplemente mal vestido... ¿Por qué?, ¿Sabes que eso un tipo como tu siempre nos atrae?
- Jajaja, hermosa, no siempre tuve un departamento en el 25 piso en Paseo de la Reforma, uno en New York y un Chalet en Piemonte, Italia. Te contaré algo respecto a mi que muy pocas personas conocen. Crecí en un barrio del norte de la Ciudad de México, había solo una ley "No confiar ni en tu propia sombra", desde niño aprendí que lo uno debe hacer es ser derecho, fiel a sus amigos y sobre todo si puedes dominar a los mas débiles mucho mejor, por que tu reputación era la que crecía día a día. Todos los días después de la escuela iba al mercado mas cercano a ayudar a las señoras a cargar sus cosas (verduras, frutas y carnes que le compraban a Don Juan Manuel). Había veces en que me robaba alguna fruta para comermela o compartirla con mis amigos. Así pasaron mis primeros años de mi infancia. 

Mi madre, como toda madre sobre protectora, me obligaba a tomar clases de piano, ingles y me correteaba por la calle cuando salía mal en alguna materia. Ya a los 12 años y gracias a los reproches de mi angustiada madre, deje de ir al mercado y me dio empleo Don Rodolfo un viejo amargado y que imponía respeto. Él tenía un negocio de prestamista, le cambiaba los cheques a las personas y prestaba dinero a los que lo necesitaban. Mi trabajo consistía en seguir a Don Rodolfo a sus visitas, estar todo el día en su oficina y atender cualquier cosa que se le ocurriera, desde ir corriendo por sus trajes del sastre, hasta pegarle a las personas que le debían dinero, recuerdo fielmente que me decía "Raul, en esta vida hay de dos, o evolucionas o te extingues... ve a los dinosaurios" Don Rodolfo me enseño que quien manda es el que sabe mas, por que puede "manipular" o mas bien dirigir a los ignorantes, cosa que aprendí rápidamente. Antes de cumplir 15 años, comencé hablar ingles o mas bien ya me daba a entender con las exigencias de Don Rodolfo que me pedía traducirle sus canciones de Elvis o Little Richard. Todavía en mis días libres y después de acompañar a mi madre los domingos a misa, me reunía con mis amigos y nos peleabamos con chicos de otros barrios para ganar "respeto". 

Para ese entonces todo lo que sabía de la vida y del mundo giraba en torno a mi barrio y mi único futuro que veía era seguir siendo el ayudante de Don Rodolfo, sinceramente él me ayudo mucho, me cambio la forma de vestir con su "Como te ven, te tratan" deje de usar pantalón corto y comencé a vestir mas con pantalón formal, zapatos y camisas con corbata, él era el único del barrio que vestía de esa forma y comencé a imitarlo. Empecé a poner mas atención a la forma de ser de Don Rodolfo, su forma de hablar, de tratar a las personas y sobre todo a su temperamento decisivo y protector con las personas del barrio, él podría dejar sin dientes a un deudor suyo, pero en aquel barrio él era la policía, el juez, el Rey Salomón. La primera que vio  mi cambio fue mi madre, comencé a ser mas ordenado, la trataba mejor, la escuela para ese entonces era de los pocos chicos del barrio que seguía estudiando, unos preferían trabajar, se comenzaron a formar bandas donde amigos estaban incluidos y robaban a personas, tiendas o establecimientos, jamás se metieron con nosotros ni con el negocio de Don Rodolfo para ese entonces se había convertido como un padre para mi. En el día de mi cumpleaños numero dieciocho, mi madre invito a toda la familia a festejar entre ellos no podía faltar Don Rodolfo y su familia, los vecinos y mis amigos los que se dedicaban todavía a estudiar. Tuve muchos obsequios entre ellos mi primer traje de diseñador, una corbata que mi madre me regalo, recibí las llaves de mi primer carro un VW escarabajo 78 y un sobre de parte de Don Rodolfo. Al finalizar el día, estando solo en mi habitación abrí el sobre, saque un boleto de autobus y una carta que decía lo siguiente:

Querido Raul:

En estos cinco años que has estado conmigo, me he dado cuenta que tú no mereces estar aquí por eso he decidido pagarte los estudios universitarios, para que no regreses aquí, tu no perteneces aquí y tu futuro no esta entre estas calles. Por lo mismo tienes hasta el próximo domingo para estar aquí. 

La escuela que hemos decido enviarte esta a 600 km de aquí, junto a esta carta se encuentra un boleto pagado para que tomes el autobus, en la central te estará esperando Vicente, el será quien cuide y te provenga de todo lo que requieras para completar tus estudios.

Te tengo que advertir que si te veo de vuelta recibirás un tremendo castigo, además de que mi apoyo en ese momento se retirará.

Te quiero.

Como fiel perro, obedecí al pie de la letra todo sobre la carta, hice mis maletas, baje a la cocina y sobre la mesa de la cocina deje las llaves del VW que jamás usé y esa noche no pude dormir.

Creo que ese es el motivo por el cual siempre he vestido de esta manera, me comporto de esta manera y vivo de esta manera.

Continuara...


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