Hay estaban otra vez los tres en la misma mesa donde todo empezó, con el mismo revolver, la botella de Whisky y el cuarto lleno de humo por los habanos, Luzbel de frente a Raul, siempre bien vestido, con sus manos entrecruzadas y apenas se dibujaba una delgada sonrisa en su rostro, Gabriel por su parte se notaba angustiado, su cabellera rubia y sus ojos azules denotaban su preocupación por el momento. Raul como siempre entre el bien y el mal, nació para no formar parte de ningún grupo, odiaba ser pupilo del bien, el dar la otra mejilla cuando lo humillaban, por otra parte odiaba pisar a los demás, cuando menos lo esperaban siempre daba la mano para levantar a alguien, mas de una vez peleó por injusticias que veía o presenciaba, pero él decidió ser así, no ser como el resto, ciegos ante el juego de ajedrez que jugaban Dios y Satán.
- ¿Estas seguro Raul? - preguntaba Gabriel, con un pequeño tartamudeo de su voz
- Opino que ya esta un poco grande para tomar sus decisiones, ¿no crees angelito? - sin voltear a ver a Gabriel comentaba Luzbel - Aunque hay formas mas sencillas de hacer las cosas pequeño dejame tocarte el pecho y dejarás de sentir
Sin dejar de jugar con la ruleta del revolver, era de esas pocas veces en que Raul no estaba decidido a tomar una decisión, no veía a los ojos, solo se pasaba contemplando el brillo del metal de aquel juguete. El momento pareciese que se hubiera detenido, no molesta el tráfico de la ciudad, el ruido era nulo, en ese momento solo existía y se podía sentir la tensión de aquellos tres hombres sentados en la mesa.
Sin dejar de jugar con la ruleta del revolver, era de esas pocas veces en que Raul no estaba decidido a tomar una decisión, no veía a los ojos, solo se pasaba contemplando el brillo del metal de aquel juguete. El momento pareciese que se hubiera detenido, no molesta el tráfico de la ciudad, el ruido era nulo, en ese momento solo existía y se podía sentir la tensión de aquellos tres hombres sentados en la mesa.
- Saben siempre me pregunté ¿Que es el amor? y lo pude descubrir, me pregunte ¿Que es la soledad? y la descubrí, ¿Que es la amistad? y la descubrí, me pregunte tanto de esta vida, El por qué la gente ríe, el por que se odian, el por que la guerra, el por que del fanatismo, el por que de la ideología humana, el por que vivir... Creo que a mi edad ya descubrí todo, no me iré sin sentir algo. Amé, si, odie, claro, tuve amigos, muchos. Amigos, me voy feliz, me voy tranquilo y me alegra estar con ustedes dos en este preciso momento... - Raul ¿Que pasará con Mariana?, ¿La dejarás sola, has pensado en ella? Raul, recuerda que el amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal, el amor que le tienes puede hacer la diferencia en este momento... ¡Lucha Raul!- interrumpiendo Gabriel el monologó de Raul.
Raul por primera vez volteó a ver a Gabriel y sonriendo le dijo - Mariana esta con un buen hombre, sé que hará lo posible por hacerla feliz y darle lo que yo no pude darle y ser lo que ella espera del hombre perfecto, obvio no es, ni jamás será como yo, yo conozco lo imposible y lo habría hecho, pero él es perfecto para ella y ella es la perfecta para él, Gabriel, simplemente yo llegue a interrumpir su historia y así como un capitulo de un libro, cierro mi aparición en su vida y me voy como llegue.
- Querido amigo, afortunadamente puedo decirte que es un honor haberte conocido, siempre fiel a tus convicciones a tu ideología a tu temperamento, de todos mis pupilos tú siempre has sido y serás el mejor de los mejores - comentaba Luzbel dejando su vaso vació y sirviendose otro poco de whisky y como todo caballero volvió a servir dos hielos a cada vaso y poniendo un poco de licor a cada uno.
Otra vez la decisión la tenía Raul, había llegado el momento de cobrar su contrato por la vida y aunque se dedico a ganarse el perdón de Dios, sabía que no habría un mañana para él. En cada asesinato que hizo, por cada persona que se llevo, en muy pocas había un ángel que intercediera por las personas por las que iba y en su hora, ahí estaba Gabriel, sentado a su lado izquierdo, que en mas de una vez lo había visto en la casa de Dios, mas de una vez le abrió la puerta a aquella maravillosa mansión de pisos de mármol y jardines impecables.
- ¿Así sentían las personas por las que iba? - con la cara baja y viendo el poco reflejo que se veía en sus zapatos de la lampara - No Luzbel, es un honor para mi que tú seas quien venga por mi y Gabriel también es un honor tenerte a mi lado izquierdo. - Raul no pudo mas y soltó un par de lágrimas, levanto la cara y viendo a Luzbel - ¡Vamos! ¿Que esperas? - Ese momento era el que Raul mas esperaba un mensaje de ella, que sonará el timbre de su departamento, que llamará pero nada, sin perder un instante, miro fijamente a los ojos a Luzbel que tiernamente acaricio el cabello de Raul y pasando su mano por su mejilla y bajando poco a poco como un hombre acaricia a su amante bajo hasta el pecho, Gabriel intento detenerlo pero la mano de Raul no lo dejo y así cuando apenas la mano derecha de Luzbel toco el pecho de Raul, este cayó, dejo de luchar...
Ahí quedo inerte el cuerpo sin vida de Raul. Gabriel con lágrimas en sus ojos vio por primera vez como Luzbel se arrepentía de lo que había hecho, sin decir nada acomodó a Raul y cerrandole los ojos salió del departamento que una vez le regalo a Raul y al cual jamás volvería a ir. Gabriel por su parte se quedo unos minutos mas, viendo a Raul que pareciera que por primera vez tenía paz y descansaría de su vida.
- ¿Sabes Raul?, siempre estuvimos cuidandote, siempre estuvimos junto a ti. pero si te falto experimentar algo... Ser padre - y con una pequeña caricia en su mano que ahora sin fuerza seguía agarrada a la de Gabriel se despedía.
Y en la misma habitación, termino Raul. Solo.
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