Todo empezó con una llamada de Santos a Monserrat.
- Hola amor, ¿Que crees?, estoy afuera de tu trabajo. Santos venía de ver a un cliente, así que iba vestido con traje y corbata. Sus compromisos de ese día habían terminado y como estaba cerca de donde trabajaba Monserrat, paso para darle la sorpresa e invitarla a comer a su restaurante favorito. Un lugar tranquilo donde no hay demasiada gente, esa vez ella, no eligió un restaurante conglomerado de gente, sino uno sencillo, donde pudieran platicar. Todos se pusieron de acuerdo para dejar que Santos y Monserrat puedan conocerse al fin en la total privacidad, la sorpresa de Monserrat fue tan grande, descubrir que aquella voz, estaría frente a frente. La primera reacción de Monserrat fue negarse a salir, puesto que no estaba planeado, pudo mas su corazón y saber quien era aquel que estaba detrás de la bocina que durante tantos meses había conocido, sabía sus matices al hablar, cuando estaba contento o feliz, preocupado o enamorado, en fin… No pudo mas que decir "dame diez minutos", esos minutos fueron eternos para Santos, fumo un cigarrillo, checo sus correos, no sabía si la atracción que había entre ellos sería real o solo se quedaría en eso, en algo mágico pero hasta ahí. Veía a cada momento su reloj para saber si ya habían pasado los diez minutos, pero el tiempo estaba en su contra, ¡No avanzaba!.
Monserrat se encontraba entro de un remolino de sentimientos, molesta un poco, porque no le agradaban las situaciones que no podía controlar, nerviosa porque diez minutos no eran suficientes para una mujer, pero su deseo por conocer a Santos pudo mas, así que entró a la oficina de José Antonio, -saldré a comer y no regresaré, ¿tienes algún problema con eso?- Antonio, que siempre tiene su mente en otro lado y poco carácter, solo pudo responderle -No hasta mañana- Así Monserrat tomo las llaves del auto, el celular y la bolsa y sin despedirse de nadie salio, justo antes de llegar a la puerta del elevador, pensó “No, no está bien” Tomo su celular y escribió un mensaje -Te amo Santos, pero no puede ser, no debemos… Porque si nos conocemos… Si te veo, me echaré a tus brazos porque muero por sentir tu piel... perdona”. Cuando estaba por enviar el mensaje, recibió al instante uno de Santos. "No te puedes echar atrás, hemos pasado varias cosas y me gustaría verte, sino funciona esto, mínimo habremos comido acompañados". Su corazón cobarde se puso valiente, respiro hondo, tomo el ascensor. Ella le mando un mensaje "¿Donde estas?", Santos… Le marco. "Hola amor, vengo con el chofer de la empresa, él nos llevará y nos esperará afuera del restaurante". Monserrat casi no queriendo le dijo si quería irse con ella y dejar al chofer que se fuera a su casa. Él acepto, despidió a Omar, saco de la cajuela un ramo de rosas y unos chocolates que había comprado, para la ocasión.
Monserrat que había dejado el auto como siempre lejos, pensó que deberían caminar juntos o tal vez mejor primero ir por el auto y luego pasar por Santos o tal vez… como de costumbre en ella, haciendo algoritmos de decisión por cosas simples, decidió decirle a Santos que fueran juntos a recoger el auto, tomando su celular le mando un mensaje “espérame en la recepción por favor… te quiero” Así Monserrat lo vio ahí parado como un muñeco de exhibición, con su traje y corbata, con flores ¡Las favoritas de Monserrat!, los chocolates y su sonrisa de Guasón.
Ahora nerviosa e indecisa, cuando él la vio con su traje sastre gris Oxford en falda y saco, blusa blanca de seda y sus tacones de negros de 10 cm . Que la hacen dejar de ser la damita de 1.63 cm -"¡Hola!, ¿Cómo estas? Te traje esto, espero que te gusten"- Comentaba algo nervioso Santos, ella lo saludo de beso en la mejilla, Santos la saludo igual. Eran casi del mismo tamaño caminando juntos, ¿A donde iremos?, le pregunto Monserrat... ¿No lo sé?, conozco un restaurante por aquí cerca, no es muy concurrido y eso es bueno por que... Santos se quedo callado y solo sonrió, Monserrat, un poco nerviosa le pregunto si podía fumar en lo que llegaban al carro. Él le ofreció de los suyos y saco su encendedor, parándose para encender el cigarro, aprovecho para verla de nuevo, Monserrat lo vio y preguntándole que miraba, él se sonrojo, mordiéndose un labio y no dijo nada, así siguieron caminando.
Hasta llegar al coche, él le abrió la puerta del carro, pudo percibir su perfume y se paso al asiento del copiloto. Ella se quedo callada y el igual, viéndose unos segundos. Monserrat se bajó de la cereza (Nombre que le puso a su carro) del lado de la ventana de Santos le dijo con su mejor sonrisa, conduce tu amor “por su mente paso así podré observarle” Santos (como siempre seguro de si) bajó del auto, tomó la llave y rozando ligeramente los dedos de Monserrat, ella sintió que moría por tocar la piel de la que tanto había imaginado, subieron ambos al auto y Monserrat puso I love you de Avril Lavigne con la que siempre pensaba en él, Santos se sentía observado así que encendió un cigarro pero lo tiró por la ventana casi enseguida de prenderlo, se rió avergonzado. Solo pudo decir -¿Puedo fumar aquí?- Monserrat normalmente eso la hubiera enfurecido, pero lo vio con ternura -Tú puedes hacer lo que quieras de verdad- con su cara de tonta enamorada, él le dijo mejor fumamos después… No sabía donde meter la cara de la pena. Se puso a tararear la canción que se le hacía conocida y para romper el hielo del momento, se le ocurrió decir "¿Entonces lagartija que estabas haciendo antes de que te llamará?", ella soltó una carcajada por que pensaba que lo de “lagartija voladora” era una cosa que no se le ocurriría decir en persona.
Monserrat comenzó hablar de lo que estaba haciendo, pero realmente Santos, no hacía caso a las palabras sino a los gestos y ademanes que hacía, en un semáforo antes de llegar al restaurante, Monserrat volteó a ver a una señora que paseaba con su perrito acompañado de su esposo, según acordaron en la comida, jugaron un rato a buscarles una historia a los viejitos, al mesero y sus amigos de Houston. Él aprovecho para verle el cuello y su cuerpo de nuevo, ahora mas detalladamente, ella volteó y volvió a cacharlo que estaba observándola, le dio muchísima pena, comentó lo primero que le trajo la mente -Cuando publicaste la propuesta de cambio de nick a MO, me moleste de verdad y ahora que me dices lagartija voladora en mi cara, ¡Creo que quiero ahorcarte!- lo dijo sumamente seria, él puso de nuevo su cara de inocente pero ella se rió tanto que él se dio cuenta que estaba jugando, y así llegaron al lugar donde comerían. Esa broma de Monserrat hizo que se relajarán un poco, hablaron como si jamás se hubieran visto, hablaron en su vida, de sus trabajos, de Pac, de Susana, de Rene, de Susy, de Mar y Sol, de Chely, del ambiente que se vivía en Houston, se sentía el nervio de ambos, se volvieron a preguntar de todo lo que ya sabían, con cada pregunta se hacía más amena la conversación. Hasta que al fin llegaron al restaurante, el conociendo sus gustos la llevo a Casa Ávila en Insurgentes. Se bajo abrirle su puerta y tomando su mano, para que bajara del auto, el valet se llevo el carro, no sin antes preguntarle a Monserrat sino tenía algo de valor dentro. De ahí hasta la entrada no se soltaron, la edecán tenía reservada la mesa para ambos y así pasaron.
La comida duro menos de lo que esperaban, pero ya estaban mas tranquilos, él no dejaba de verle los ojos, sus risas, y su cabello, aprovechaba cada momento para tocarla. Al fin llego el momento, era o irse cada quien a su casa o ir a la Casa de Monserrat o de él, -¿Quieres acompañarme a mi casa?- dijo ella, un poco tímida, sin querer incomodar, -No- Dijo Santos, con cara seria dijo -¡No puedo negarme!-Se hizo un pequeño silencio y los dos rieron nerviosos, en el camino a casa de Monserrat, Santos preguntó si había algún problema por ir, ella respondió no a esta casa.... entonces él le dijo si deseaba que compraran un vino, ella acepto, pidiéndole que él lo eligiera, sabía que conocía de vinos y pasaron a comprar un vino, mejillones, queso de cabra, angulas y uvas para acompañar la velada...
El se detuvo compró otra cosa que ella no vio y desde el restaurante hasta ese momento sus manos no se habían separado. Se subieron al auto y Santos, le pregunto si podía quitarle una cosita que tenía Monserrat en el rostro, ella acepto y él aprovecho para que con ambas manos taparle los ojos y darle un pequeño beso en sus labios, ella se sorprendió por que no lo esperaba, el despacio se separo de ella, le quito las manos de su rostro, ambos se quedaron callados pero ella lo vio a los ojos, solo se escuchaba la música de fondo, ella solo sonrío, le tomó el rostro y le susurró al oído algo que él no alcanzó a escuchar, Monserrat dijo de nuevo -Gracias por ser real- podían escucharse sus corazones acelerados, tan emocionados y felices, por alguna razón ya no podían separarse un instante eran como imanes.
Monserrat le indicó por donde llegar a su casa, en el camino charlaron de su afición por Houston, de todos los que conocían en común, Santos le contó de cuando conoció a algunos de los miembros, así se hizo súper breve el camino y cuando llegaron a la casa de Monserrat, el conserje abrió la reja, a Santos le costó trabajo estacionar el auto porque era un estacionamiento complicado pero para el descanso del alma de la pobre Monserrat todo sin problema, surgió un silencio un poco incomodo. Monserrat le contó a Santos la historia del conserje del edificio, el Sr. Morelos (como todos le dicen por el paliacate en la cabeza) Contó que es un señor que trabaja tanto lavando autos y arreglando cosas de los departamentos, pero que es un ganador, porque tiene cáncer y no ha sido un impedimento para dejarse caer, Monserrat pensó en lo mucho que admiraba a Santos igual. Bajaron del auto, ella por alguna razón se bajo primero que Santos, cuando el todavía estaba saliendo del coche, ella abrió la cajuela y por el poco espacio él se puso detrás de ella, ella al sentirlo se junto un poco quedando solo la ropa como estorbo para lo que tal vez iba a pasar mas adelante, él al no sentir algún rechazo, le tomo de la cintura y le beso el cuello, así estuvieron unos minutos hasta que el Sr. Morelos, los interrumpió para saber si todo estaba bien por que no conocía a Santos y temía por Monserrat, ella le respondió que todo estaba perfecto y después de unas pequeñas risas, pasaron al departamento.
Ya en el departamento, Monserrat se disculpo con él y le dijo que iría a ponerse mas cómoda, por que ya no soportaba las zapatillas y el traje, desde su habitación le grito a Santos donde estaban la copas, el como siempre impaciente, ya estaba buscando el plato para poner la botana y tenía el vino abierto para que respirara, Monserrat se estaba tardando un poco, él le pidió permiso para pasar a su baño. Mientras pasaba esto seguían platicando de todos los de Houston, quien les agradaba... Cuando salió de ahí, ella ya estaba cambiada, se había puesto un pants blanco y una sudadera de cierre, ella le dijo que se pusiera mas cómodo, él respondió que si podía ayudarle con su corbata, ella lo acerco jalándolo de la misma y poco a poco le fue quitando la corbata, dejándola en la sala, le desabrocho el primer botón, Santos con sus manos la tomaba de la cintura y acariciándola sentía ahora su piel, Monserrat se puso un poco nerviosa y pregunto si necesitaba algo y solo así pudo contenerse, para sentirse que tenía todo calculado, Santos solo movió la cabeza en forma de negación y sonrío.
Monserrat le pregunto si quería conocer el departamento, algo pequeño. Pensó mostrarle primero la cocina desértica por que nadie preparaba alimentos, pero que estaba bien diseñada, una de las habitaciones que ocupaba mas como inmenso armario, la otra, su habitación donde lo primero que ves es la colección de bolígrafos que coleccionaba desde que viajaba, eran su principal souvenir, la estancia y la linda vista que tiene desde el tercer piso, al parque de en frente, Monserrat le contó que desde esa vista, una linda noche de viernes 24 de febrero, ella decidió después de muchos dia de persecución de Santos, aceptar que le encantaba que no podía dejar de pensar en él y mirando ese horizonte pensó decirle si a una loca aventura, Santos le pregunto si fue cuando se mandaron como 50 mensajes... Ella solo sonrió y encogió los hombros como dándole al entender lo que el quisiera entender.
El le ofreció una copa de vino y así por primera vez en mucho tiempo estaban viéndose a los ojos. Escuchándose, riendo de las aventuras de ambos de sus respectivos viajes. En eso sonó el celular de Santos, era su jefa, pidiéndole unos datos, él aprovecho para decirle si podía pasar Omar por él (El chofer), Monserrat lo vio, esperando a que colgara. Ella solo le dijo "¿eres muy cotizado, verdad?" el solo sonrió y le dijo que no lo era, pero que su puesto era importante en la empresa, en todo este trayecto ya no tenían un pretexto para besarse en cualquier momento, él ya se comenzaba a sentir un poco acalorado y Monserrat le dijo que no era necesario que pidiera que pasaran por él porque si quería podía llevarse su auto, o mejor aún quedarse y estar con ella en un amanecer como un dia lo prometió, Santos se incomodó un poco, tal vez pensó en lo que podía pasar si se quedaba. Monserrat se dio cuenta de que estaba preocupado -no hay problema estas horas a tu lado compensan todo tu plan de cotizaciones- dijo ella alegre y seria al mismo tiempo.
Monserrat preguntó abrazando a Santos por el cuello si deseaba pasar la noche con ella, el respondió lo deseo desde que te escuche por primera vez, solo temo que sea la única vez que suceda, esto se lo dijo mirándola a los ojos, ese momento con ella había sido algo realmente hermoso, no sabia si había cometido un error al dejarla entrar en su vida y mas al estar en ese momento con ella. Ella desde un principio le había puesto las cartas sobre la mesa y eso había logrado que el corazón valiente de Santos se pusiera cobarde. Él ya se había apropiado de la cintura de ella, solo la jalo hacia él lo mas cerca y abrazándola, le dijo "te amo", así comenzó de nuevo el juego de los besos, el ahora no se detendría, no podía, ni quería. Paso sus manos por su espalda debajo de su sudadera. Monserrat se contuvo un poco y le pidió un minuto, no estaba lista aún, sentía que debía ser muy especial ese momento, así que dejando un poco aturdido y desconcertado a Santos, entro a la recamara se vio al espejo de pared y se pregunto “¿Qué estas haciendo Monserrat?, ¿Que vas a hacer? pero Monserrat respiro hondo, se sonrió al reflejo del espejo con una sonrisa tierna, sensual y segur, así se quito la ropa, se analizó, pensaba gustarle, sacó un conjunto negligé cereza y negro, se lo probo, pensó en que no estaba mal pero que tal vez no le gustaría a Santos, así daba vueltas pensando como ser mas linda para el momento, hasta que encontró algo perfecto, un conjunto, una blusa blanca, tan sutil que parecería una segunda piel y un pequeño short del mismo color, se vio al espejo de nuevo, salio de la recamara y entonces Santos. Al verla quedo pasmado, se enamoro de su cuerpo, solo pudiendo decir “Que hermosa eres”, ella sonrió sonrojada – Temo que no te guste – mirando tímida hacía el piso. Ella tomo el vino y las copas y lo invito a pasar a su alcoba, cerrándose la puerta después de ellos.
Lo que sucedió dentro de la habitación solo Monserrat y Santos lo saben.
Escrito hecho por Mo y Sr. Malo.
Feliz Mes cosa.
Feliz Mes cosa.
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