Lo raro son aquellas miradas a las seis de la mañana, que matan e incitan a seguir el juego,
normal es dejar la razón guardada en el cajón.
Lo feo es regresar a la realidad, dejar el sudor en tus sabanas blancas,
lo extraordinario es saber que debajo de tu falda se encuentra el Edén.
Tu cuerpo es un barco perdido en el océano de mi ser.
Yo soy tu tiempo, ese perdido por tanto tiempo.
Lo bueno son tus piernas que me aprisionan para mantenerme dentro
Lo malo es el vecino callando nuestras voces a las tres de la madrugada.
Lo triste son estas ganas que tengo de tu piel mientras escribo esto.
Lo alegre será tenerte en mis brazos
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