viernes

Encuentro...

Así empezaba esto, tras el portazo en el departamento. Diez años sin verse, jamás olvidaron lo vivido. Frente a frente cruzaron sus miradas, no eran desconocidos pero tampoco tenían algo en común, solo un pasado juntos. la serenidad que mostraban sus ojos, a ella le ardía algo por dentro, mirada de depredadores. Raul, moreno, fuerte, espalda ancha, la interpretación perfecta de su ascendencia mestiza. Retándola, dejo la guitarra a un costado, para dejarla hacer el primer movimiento, esperando saldar cuentas.

Cynthia, delgada, pero no débil, delicada pero jamás frágil. Aquel cuerpo blanco, se deshizo al roce de su mejilla. Un gesto de consciencia interrumpe la lucha de los labios. Sus ojos azules se dejaban guiar, esa mirada de leonesa, se comenzaba a domar. La pasión ya no parece tan pelea.

Se separan, se estudian, han cambiado, ya no son los mismos, ya no besan igual, pero no dejarán pasar el momento, inevitable no volverse hacer el amor. Se besan, esas caricias bruscas, que están llenas de años sin verse, de lujuria, de rabia. Sus dedos finos como pétalos blancos se pierden en el negro cabello de él, sus piernas tal enredaderas se entrelazan a su cintura, las uñas largas y bien cuidadas, empiezan a dibujar el amor abandonado con la sangre de su espalda, la mano de él deteniendo aquella gran melena rubia.

Era una pelea sin vencedor, ni vencido, era una demostración de poder de ambos. Esta noche quien ganaba era su instinto. Expulsados del paraíso, sus besos llegan a lo mas profundo del alma, los encaran con la realidad, pero sus pieles se siguen fundiendo en una, no hay olvido, no hay tiempo, ni Dios. 

Solo ellos.

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