Sin hacer el menor ruido Raúl, metió la llave por el cerrojo, lo hizo con tanto cuidado que no despertó a los perros, con sumo cuidado cerró, no sin darse cuenta que Zeus, su Mastín Ingles, ya estaba detrás de él.
- Shh, Zeus, no despiertes a nadie, ok? - Zeus pareció entender pues solo lo veía sin hacer el mínimo ruido, Así Raúl, llego a su habitación, se cambio, fue al baño, se lavo la cara y desnudo se fue a la habitación, donde esperaba Mariana ya dormida. Así era la vida entre semana de ellos, el salía dos horas después que Mariana, pero todas las mañanas él se levantaba a preparar el desayuno, en lo que ella se bañaba y se alistaba para ir a la boutique. Durante el día ellos estaban comunicados por mensajes cuando podían y sin esperar una respuesta al instante, pero siempre se daban un minuto para hablar por teléfono y preguntarse sobre su día. Raúl no tenía hora de entrada y mucho menos de salida. Este día no sería la excepción.
- ¿Quieres cenar? - pregunto Mariana con una voz totalmente adormilada y mostrando su pecho.
- No bebe, cene con el doctor, por cierto te manda saludos - metiendose a las cobijas, en cierto aspectos eran totalmente distintos, ella siempre tapada, el se quitaba las cobijas y dormía con la pura sabana.
- Hasta mañana amor, y me place que hayas cenado con tu padre - volteandose y dandole un beso a Raúl.
- Oye chaparra, por cierto, tenemos todo el fin de semana para nosotros, ¿hay que planear algo, no? - susurrandole Raúl a Mariana en su oído. Mariana volteó emocionada y dandole un beso.
- este fin es para nosotros - le dijo.
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