Existen momentos en que nos
creemos de acero, que nada duele
que nada hiere, hay días en que
podemos jugar a Superman.
Hasta el día en que la persona
en cuestión decide dejar de jugar
por que dejamos de pensar en ella
y decide dejarnos ahí.
Esos momentos nos damos
cuenta que no eramos tan fuertes
que no eramos tan de acero
que no eramos un hombre de Hojalata.
1 comentario:
Amigo.
Nada más doloroso que el saber que la persona que pensabas te daba fuerza, ha decidido convertirse en tu Kriptonita, es tan complicado salir de eso... aunque en ocasiones decide regresar... que sorpresas da la vida... que sorpresas.
Creo que ya estoy divagando, mejor lo dejamos aquí.
Saludos y suerte.
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