viernes

Navidad...

Otra vez ahí estaba Raúl en otra víspera de Navidad, caminando por el parque donde sacaba a pasear a sus perros, como siempre iba con su cigarrillo en la boca, pensando que había pasado este año, pensaba en Mariana, en Jennifer, en Marlen y en otras mujeres que habían estado con Raúl este año. Esta caminata era costumbre en él, aunque no era una persona melancólica ni mucho menos nostálgica, no dejaba de pensar en su familia y en como han pasado estos años sin él, hacía años que no marcaba para saber como esta su madre, su padre o sus hermanos, en cierta forma mientras mas lejos estuviera de ellos mas tranquilo se encontraba, No quería que su familia se enterara de su estilo de vida, odiaba los interrogatorios que provenían de su familia de la forma, odiaba las preguntas obligadas “¿Cómo has estado?, ¿En donde trabajas?, ¿Por qué no has llamado?, ¿Te hemos hecho algo?”.

Pero aunque le doliera y jamás lo comentaba a nadie, había momentos en que abría un poco su corazón y pensaba en ellos, mas de una vez paso por donde vivía pero jamás se atrevió a bajar y tocar el timbre de su casa. En alguna ocasión se estaciono en frente de su casa y se quedo observando si había movimientos, apago el motor y bajo su cristal para respirar su infancia, se pudo ver saliendo a toda prisa por alguna diligencia que su madre le pedía, con aquellos jeans y su camiseta, pudo recordar a su madre asomada en la ventana viéndolo como se perdía por la calle. Recordaba el olor a comida casera y cuando estuvo decidido a bajar y presentarse de nuevo con su familia, otro carro le pitaba para que se moviera y dejara al dueño de la casa, estacionarse donde estaba Raúl. Esa fue la única vez en que Raúl hizo el intento de regresar a su hogar.

Aunque la familia de Raúl no supiera de él, él en cambio apoyo a su familia, cuando se entero que su hermano menor había terminado la universidad, hizo algunas llamadas y logro que José María entrará en un alto buffet de Ingenieros, donde casi nadie podía entrar, cuando supo que su hermana iba a casarse y supo el lugar que ella eligió de salón para su boda, hizo un donativo al mismo con la condición que bajarán el precio y su hermana pudiera cumplir su sueño de casarse en donde ella había elegido. Pero cuando su padrastro enfermo de gravedad, no hizo nada.

Raúl estaba sumergido en sus pensamientos caminando sin rumbo en los alrededores del parque cuando por fortuna o inoportunamente recibió un mensaje de un número desconocido “te pienso y sabes que eres tú con quien debo estar”, Raúl solo respondió “¿Quién eres?” y ya no recibió respuesta alguna, pero le sirvió para olvidar su melancolía, silbarle a sus perros y regresar a su departamento.

- ¡Hola Sr.! – Ahí estaba agustín siempre tan servicial como siempre - ¿Saldrá esta noche, para que me diga que carro quiere que lave?
Si saldré Agustín y creo que usaré la gris – la gris era una camioneta Lincoln MKX que acababa de comprar. – Otra cosa Agustín no se si puedas pasar por Monserrat por que saldré con ella y la verdad no quiero verla hasta que este listo y quede de estar con ella a las 8 y ya casi son, lleva la camioneta y la traes aquí y que ella ya me espere, ¿ok? – Le comento esto casi sin voltear a verlo, aunque Agustín sabía que siempre recibía una muy buena propina por lavar o atender los caprichos de Raúl.
- ¡Está bien! – Paso antes por los cigarros que siempre debían estar en la guantera de sus carros y después partió por la Srta.

Entrando al departamento, los perros corrieron a tomar agua y Raúl como siempre arrogante, prepotente y falto de tiempo para con otras personas se tomo su tiempo, abrió la botella que tenía de Merlot se sirvió un poco, prendió su stereo y sonó Call it rock & roll de Great White, la canción perfecta para olvidar su melancolía y así se quito el abrigo que tenía dejándolo en el perchero, subió al máximo el volumen y se fue a tomar la ducha. Mientras Raúl se duchaba el volumen no dejo que escuchará su celular y como no tenía llamadas importantes que recibir, no lo busco hasta terminar de arreglarse.
nuncio
                                                 
Traje Slim gris Oxford de tres piezas, camisa blanca y corbata del mismo tono que el traje, así iría a cenar con Monserrat. Cuando se dirigió al perchero para tomar su sombrero con que iría vestido, vio que su iphone acababa de apagarse “Puta vida Raul, porque sé que lees y no contestas” otro mensaje con “Dime algo, Sabes que… haz lo que se te venga en gana” otro mensaje con “Chao y Feliz Navidad”. Eran del mismo número que le había mandado el mensaje en el parque. De inmediato supo quien había mandado los mensajes y así sin pensar se quedo quito unos minutos, en el tiempo que Raúl estaba pasmado de cómo ella había conseguido su nuevo numero de celular, llego Monserrat. Monserrat era una diosa, delgada, piernas largas, traía un vestido negro abierto de un lado y un escote en la espalda trasera que llegaba apenas unos centímetros arriba de donde empieza la cintura.

- ¡Hola amor! ¿Cómo estas?, ¡wow que hermoso te ves! – mientras abrazaba a Raúl por la espalda
- ¿Sabes? Perdóname, no podré ir, tengo algo muy importante que resolver –
- Pero… - Raúl no la dejo terminar
- Pide lo que quieras, regreso en un par de horas – Y así dejando en shock a Monserrat se fue sin decir a donde.

Bajo corriendo, tomo las llaves de su Audi y tocaba sin parar que le abrieran las puertas. Agustín corriendo y tirando la cubeta con agua con que estaba lavando la camioneta que iba a usar, solo pudo abrir sin mirar y haciendo chillar las llantas de su carro salió de su casa y se dirigió a donde él pensaba que venían los mensajes.                   

Y así recorrió 50 kilómetros aproximadamente que separaban la casa de Raúl de quien suponía venían los mensajes, Raúl estaba como ido, rebasaba sin mirar iba a 200 Km./Hr. en avenidas donde el máximo era 100 Km./Hr. Por suerte o por fortuna no se topo con alguna patrulla, se metía entre autobuses, se paso algunos semáforos en rojo y casi provoca un accidente, pero por obra de no sabemos quien, llego por fin al fraccionamiento donde ella vivía, el carro bufaba en la caseta donde todos los visitantes tenían que dejar su credencial para pasar, Raúl por salir corriendo se le olvido la cartera, pero marcar a ese número no era opción, solo y con coraje estaciono el carro en la entrada y bajo caminando, se le había olvidado todo, cigarros, cartera, dinero, carro, no traía nada solo estaba él, sin escudo.
Al fin llego al edificio y vio las flores que Mariana ponía en la ventana. Raúl tuvo que esperar un momento en que alguien saliera o entrara al edificio para pasar él, no paso mucho para que saliera unos chicos entre quince a vente años y aprovecho para subir, no tomo el elevador y subió corriendo al 6 piso, tomo unos minutos de descanso, se acomodo el traje, chequeo sus zapatos y su corbata. Con el corazón a punto de salirse de su lado izquierdo del pecho, toco no despacio pero tampoco exagerado.
- ¿Quién llama? – Se escucho una voz de hombre del otro lado de la puerta.
 
- Raúl de la Roca, busco a la Srta. Pereira. – Dijo Raúl seguro de si mismo.
 
Así sin más abrieron la puerta, un tipo más alto que Raúl, vestido de jeans, playera de los Colts y tenis, algo que jamás haría o vestiría Raúl.
- Hola, Soy Raúl, se encontrará Mariana – Pregunto Raúl siempre tan formal como en una cita de negocios.
- Si, ¿Gustas pasar? – Con una sonrisa enfermiza lo recibió y extendiéndole la mano para saludarlo.
 
Sinceramente Raúl dudo mucho en pasar, ya sabía que pasaría, pero como todo amante de los toros, no dudo en aventarse al ruedo.
- ¡Si, claro!, ¿por qué no? – y paso aunque la diferencia de estatura era notoria, la diferencia de clases también, por eso aquel hombre que abrió no dudo en darle la bienvenida.
- ¡Oye!, Raúl ¿Cierto? – Raúl solo sonrió de afirmativo – ¡Perdona mi mala educación! ¿Te ofrezco algo de tomar? – volviendo a sonreír de esa manera tan despesciable para Raúl, aunque no pudo ver maldad en él y sentía que era un hombre muy bueno.
- Si por favor agua, ¿Por cierto como te llamas? – pregunto Raúl.
- Osvaldo – sirviéndole su vaso con agua – espera deja llamar a Mariana, es que se esta arreglando, íbamos a salir, pero ya has de saber como se tardan estas mujeres.
- Si ¡claro!, no te preocupes tengo todo el tiempo del mundo – En ese momento estaba pensando en lo tonto que fue por venir teniendo en casa a una modelo.
Osvaldo se perdió por el pasillo por el que más de una vez corrieron desnudos Mariana y él. “¡amor!, ¡te buscan!” “Creo que es de tu trabajo”. Raúl no logró entender las murmuraciones que había. Pero logro alcanzar a oír su nombre. No tardo mucho y escucho una pequeña discusión de la pareja. Regresando Osvaldo un poco perturbado.
- Sabes que Osvaldo, gracias por tus atenciones, pero creo que mejor me voy – Levantándose del sillón que por cierto ya no era el que él conocía.
- Lo siento mucho Raúl, no sé que paso estaba muy bien y me discutido por todo y lleva una hora metida en el baño, pero ya sabes el refrán “siempre al pie del cañon” – sonriendo un poco apenado Osvaldo lo acompaño a la entrada.
- Adiós Osvaldo un gusto conocerte y haz muy feliz a Mariana es una chica que lo vale – Cuando iba saliendo Raúl, Osvaldo lo tomo del hombro
- ¿De donde la conoces? – Pregunto un poco desconsternado.
- Nada más la conozco y lamento esto – Y salió del departamento.
 
Como solo salió con el celular en mano y las llaves de su carro, ahora si tomando el elevador, chequeo los mensajes de su celular y pensando para si mismo se pregunta – Estoy seguro que si es ella, ¿Tal vez era otra Mariana? – Mientras se cuestionaba salió del edificio y dándole una mirada al edificio para saber si no estaba equivocado, vio claramente a Mariana escondiéndose detrás de unas cortinas.

Raúl, no sabía que hacer o que pensar, toda su ilusión se fue en 10 minutos. Poniendo las manos dentro de los bolsillos, camino rumbo a su automovil que había dejado en la entrada del fraccionamiento, con una de las manos sostenía su celular, esperando un mensaje o una llamada, pero nada, caminaba lo mas lento posible, con la esperanza que Mariana llegará corriendo y como de película, se abrazarán, se dierán un beso y al únisono se dijeran "te amo", pero eso solo pasa en las novelas o en las películas de Hollywood y no en la vida real. Así sin mas, saco un cigarrillo, se sento en el capote de su auto y solo volvió a escribir "¿Quien eres?". No tardo ni dos segundos cuando recibío un mensaje "¿Que tratabas de intentar con esto que acabas de hacer?". Ahí fue cuando supo que si era Mariana de quien recibía esos mensajes. Raul no respondió, tiró el cigarrillo encendió su auto y regreso a casa... Durante el camino no penso, llego como en automático, se limito a fumar mientras escuchaba The good life de Bobby Darin. Al llegar a casa le pregunto a Agustín si la srta. seguía en casa a lo que Agustín le respondió que si, que había pedido una pizza por que el la recibió. Raúl suspiro y tomo el ascensor.

- ¡Me espante! ¿A donde has ido? Te vas así tan de repente que no supe que hacer, me pedí una pizza y contrate una película y estaba viendola cuando los perros me avisaron que habías llegado - Monserrat pudo ver que Raúl no venía con la mejor disposición por lo que decidió preparar un té y dejándoselo en la mesa de comedor se fue a ver la película.

Por otra parte... Unas horas antes Osvaldo le había reprochado a Mariana unos mensajes que había encontrado en su celular y habían tenido una discusión muy fuerte por ese tema. Osvaldo era un tipo que adoraba a Mariana, veía por sus ojos y le dolía cualquier cosa, temía mucho perderla, era todo lo que él sentía que tenía y sufría al pensar que ella le fuera infiel, cosa que ella no le era y no lo sería.

- ¡Que sucede contigo! ¿Quien te envió esos mensajes? ¿Lo conozco? - exigiéndole una explicación a Mariana.
- Es un tipo que conocí en un congreso. Nada y nadie importante, solo que congeniamos en ciertos aspectos profesionales y ya!, O sea Osvaldo tú eres el hombre con quien estoy y eso es lo que debe importarte, contigo duermo, contigo despierto, contigo hago el amor - Mariana no aguanto y se fue al baño a terminar de llorar.
- Perdoname mi vida, sacaré a Jacobo a pasear, lo siento - desde el otro lado de la puerta le decía Osvaldo a Mariana que no podía dejar de llorar.

Al escuchar como salían, Mariana fue a buscar su celular, busco el teléfono de Ragno el contador de Raúl y asomandose por la ventana para ver como se perdían por la calle Jacobo y Osvaldo, continúo su conversación con Ragno, los temas eran los comunes en su conversación, la familia de este, el trabajo, la nueva boutique de Mariana, hablaron de Jacobo, la relación de ella con Osvaldo y las pequeñas damitas hijas de Ragno que fueron el producto del último matrimonio de Ragno. Llego el momento en que Ragno se dió cuenta el motivo de la llamada.

- Marianita, apunta 552144-7881 ese es su teléfono - Dandoselo de la manera mas tierna, aunque Ragno era el contador de Luzbel y casi el tutor de Raúl, era otro tipo de hombre, siempre atento con las dama, quitando el hecho el enorme sobrepeso que este tenía.
- Gracias Ragno, ¡Feliz Navidad! - con una voz dulce deseandole lo mejor.
- Feliz Navidad a ti también corazón - Y así terminaron la conversación. A Ragno le dió alegría saber de Mariana y a ella igual de él.

Sentada en la tina de su baño, indecisa, mas con la intriga que por otra cosa se decidio a mandar el primer mensaje y borrandolo inmediatamente sabiendo de antemano que no recibiría respuesta alguna, lo conocía, sospechaba que él estaba ya con alguien, era un hombre que no daba tiempo al duelo de una relación como si lo hizo ella.

- Cariño, ya llegue - se escuchaba el pequeño llamado de Osvaldo tras cerrar la puerta, Jacobo como era lógico la busco y rascando la puerta del baño. Salió despacio, tranquila.
- Entonces a las 7 nos esperan en tu casa, ¿verdad? - Preguntando ella.
- Si de hecho, aproveche para pasar a la tintorería para recoger las camisas - Poniendolas sobre la cama, Mariana se desnudo y así se dirigió junto a su pareja
- Ponte la lila, con el jeans y los mocasines, creo que le encantarás a mi familia si vas vestido así o como tu quieras corazón - dandole un beso en la mejilla - me iré a duchar, regreso - El ambiente había cambiado, de un momento a otro se respiraba amor, tranquilidad y pasión.
- Y si te tallo la espalda - Sonriéndole picaramente a ella.
- Y si voy llenando la tina y hacemos el amor - respondiendole ella - ¡No tardes! - y Mariana corrió el pedacito de la habitación al baño.

Cuando el iba quitandose los pantalones se escucho el timbre de la casa, frustado tomo lo primero que vio una playera de los Colts y así salió abrir.

- Deja que toquen, ¡ven conmigo! - Gritaba Mariana desde la ducha.
- Solo deja ver quien es, si son los testigos de Jehová los dejamos tocando - casi mofandose de la situación le respondía Osvaldo.
- ¡No tardes, Osvaldo Ruiz! - asomandose Mariana dejando que él viera ya su cuerpo desnudo y humedo.

Corriendo de la habitación a la puerta Osvaldo - ¿Quien llama? - y viendo por la rendija de la puerta se dio cuenta que no eran los testigos sino un tipo de no mas de 35 años

- Raúl de la Roca, busco a la Srta. Pereira. – Respondieron del otro lado de la puerta. - ¿Quien será este? - pensaba para sí mismo, volviendo a mirarlo por la rendija de la puerta, abrió.
- Hola Soy Raúl, se encontrará Mariana - Osvaldo con una pequeña sonrisa lo invito a pasar, no le agradaba que Mariana tuviera amigos, mucho menos que la fueran a visitar a su casa. - Te ofrezco algo de tomar? - Osvaldo lo que quería era que ya se fuera, por que estaba Mariana en la ducha esperando por él, además que el tiempo se les estaba acortando para ir a la cena de Navidad, fue a la cocina a servirle su vaso con agua y - Raúl ¿cierto?, esperame deja avisarle a Mariana que estás aquí... - dejo el vaso en la mesita de centro y se perdió en el pasillo - ¡amor!, te buscan creo que es el trabajo - No pudo soportar sus celos y dandole un duro golpe a la pared entro a la habitación donde esta Mariana.

- ¿Me buscan? ¿Quien? - pregunto Mariana ya que dentro de la ducha era casi imposible oír.
- Creo que es de tu trabajo - sin poder ocultar su enojo y celos - ¿Comó se atreve a venir? ¿No podía hablarte por teléfono o enviarte un e.mail? - le preguntaba bajito a Mariana para que no pudieran oirlo desde la sala.
- Si tienes razón, dile que luego me comunico o que me envié un correo - tratando de ser lo mas paciente, le respondía Mariana - Y ya vente si, esto se esta enfriando - rogandole.
- Ok, no tardo - saliendo de nuevo, Osvaldo despidió a Raúl y regreso a la habitación, viendo que Mariana estaba asomada en la ventana.
- ¿Que haces? - pregunto él
- Viendo quien era - respondiendole como si nada pasará.
- ¿Y lo conoces? - Era casi la pregunta obligada - Sino no creo que tenga importancia - y abrazandola por detrás la encamino a la ducha. Mariana se disculpo con Osvaldo porque tenía o debía avisarlea Constantina su asistente que investigará quien era la persona que vino a buscarla. Osvaldo no se opuso y entro a la ducha, no sin antes apresurarla por que tenían ya el tiempo contado para ir a la cena de Navidad.
- ¿Que tratabas de intentar con esto que acabas de hacer? - mandandole un mensaje a Raúl. Espero unos minutos y al ver que no recibía respuesta, volvió al baño con Osvaldo.

-------------------------------------------------FIN DE LA PRIMERA PARTE----------------------------------------------------------

- Todavía podemos salir, la reservación se cancela a las 9 y son las 8 ¿Todavía quieres ir? ¿O prefieres ir a otro sitio? - preguntale a Raúl a Monserrat, ella emocionada porque ya había salido, él se acerco a ella que estaba viendo una película sobre un tipo que tenía cancer y sentandose junto a ella, solo le dío un pequeño beso y recosto su cabeza en el hombro de ella.
- ¡Si me parece perfecto! dando un pequeño saltito de gusto, después podemos pasear a los perros, debemos aprovechar que es Navidad y todo esta vacio - regresandole el beso y acariciandole el cabello.

Fue en ese momento en que Raúl recordo como conoció a Monserrat. se remonto varios meses atrás. Justo cuando recogía a Sanzón del veterinario por haberse tragado un pedazo de madera, ahí estaba ella

...CONTINUARA...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sr Malo..

Estoy deseando leer esta continuación. Espero impaciente.

Mil besos.

#Sensual