sábado

Mariana

Eran de esos días en que no hay absolutamente nada que hacer y el día se prestaba para salir con Sansón y Zeus a pasear por una de las colinas que tenía la ciudad, llegaron... Raúl soltó a los perros, checo la hora y no tardo en sonar su celular, "¿A que hora llegarás?, quiero ir a cenar" era Montserrat. Él no le hizo caso y siguió caminando junto a sus inseparables amigos... En ese momento no había pareja, no había amigos imaginarios, no existían los problemas, no había nada ni nadie mas que sus perros y él. 

Pero no todo es risa y felicidad, de la nada como si el destino le quisiera jugar una broma macabra, de entre los arbustos salió un perro igual que Jacobo, Zeus y Sansón lo persiguieron, hasta que Raúl, con un silbido los regreso. -¡Es Jacobo!- pensaba para si Raúl, la última vez que intento verla, ella ya estaba con alguien mas, además era navidad y no era el momento adecuado. Sin querer parecer obvio y guardando la distancia, Raúl, Zeus y Sansón siguieron al perro, hasta que vieron quien era la dueña. Mariana otra vez, de todos los lugares para sacar a pasear a un perro, de todas los días del año, ella o él tuvieron que elegir ese día.

Raúl sabía que si se acercaba, tanto él como ella, tomarían una pose defensiva, hablarían de lo bien y maravillosa que la vida ha sido con ellos, y se les olvidaría sin querer nombrar a sus parejas actuales. Nadie ganaba, tal vez ese fue el éxito de su relación la competitividad de ser mejor para el otro sin nunca llegarlo a ser. Justo en ese momento y viéndola como jugaba con Jacobo, hizo un acto de estupidez humana, soltó a sus perros, inmedíatamente corrieron tras el cachorro que ya estaba mas grande... se conocían, Jacobo era el cachorro de los tres, era quien molestaba los sueños de Zeus de 7 años y quien si se desconcentraba se comía lo de Sanzón. Lo conocían de meses, era o iba a ser el primer hijo de Mariana y Raúl. Y aunque fuera un perro, Raúl lo veía como el hijo perdido en la corte del cual si quisiera podría pedirlo pestrado un fin de semana.

No pasaron muchos segundos para que Jacobo los viera y se fuera con ellos, soltando unos gritos Mariana para que regresará. Ella al ver a los perros supo de inmediato quien estaba cerca, volteó a su derecha y no vio a nadie, volteo a su izquierda y tampoco... Raúl estaba justo enfrente de ella, recargado en un árbol. Ella cubriéndose el sol que venía de frente, lo pudo distinguir, Era claro que ella no iba a ir a saludarlo, y sabía que si él no se acercaba, era por la misma razón. Ambos dejaron jugar a los perros un rato. Ella saco un cigarrillo y el revisaba sus correos. Zeus y Sansón no tardaron en buscarla, le lloraban, se volvieron locos, casi tirándola. Ella como pudo los calmo y volteó a ver a Raúl que ya estaba parado esperando "algo" para ir ayudarla.

Casi eran las seis de la tarde y no tardaría en anochecer, él sabía que ese lugar quedaba  retirado de donde vive Mariana, así que llamo a sus perros, los ató y se quedo parado en el mismo lugar. Ella hizo lo mismo, le puso la cadena a Jacobo, camino hasta llegar a su Jeep, volteando de vez en cuando y viendo que Raúl caminaba detrás de ella, sin acercarse mas, como salvaguardando su camino. Subió al carro y solo levantando la mano se despidió de Raúl.

Él volvió a soltar a los perros y se fue directo al carro, dejando que los perros hicieran su último recorrido. No tardo mucho en recibir un mensaje, pensando que sería de Monserrat. "Gracias por tu compañía" el número era desconocido. Solo respondió "Siempre estaré ahí".

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