domingo

Padre


Tuve la fortuna de tener muchos padres, cada uno de ellos forjo y agrego ingredientes para lo que soy hoy. Me mostraron que el mundo fácil y cómodo, puede ser algo divertido y lleno de goce pero al final te dejará vacío y sin nada mas que dar...

Me mostraron que para obtener algo, se debe luchar por ello y no rendirse, hasta conseguirlo y al conseguirlo levantar la cara para ver que hay algo mas adelante y no conformarse con nada... por que no estoy hecho para conformarme, ni para merecer poco.

Mi primer padre, me mostró que no solo hay que ejercitar el cuerpo, sino que hay que cultivar la mente, cuerpo y el espíritu, la mente se ejercita aprendiendo día a día, estudiando, aprendiendo, siempre llenar la mente con nuevos libros, nuevos retos, nuevos objetivos. El cuerpo me enseño que es un templo, cada quien hace y deshace de él lo que quiera y que somos dueños de nosotros mismos, y el espíritu se ejercita siempre teniendo a Dios presente, saber que siempre estará con nosotros. También me ayudo a labrar mi camino con cinco principios que desde niño me inculco con ejemplo. Honestidad, Fidelidad, Criterio Común, Sentido común y Humildad, esos cinco valores los he guardado en mi archivero en mi lado izquierdo y moriré sacándolos cada amanecer... Me impartió la materia de competitividad a granel, señalándome que siempre habrá alguien que quiere estar donde estoy y habrá el doble que deseé estar donde quiero estar. Por lo que siempre día a día, hay que dar el 110%, teniendo en cuenta que los que te dan la mano, son personas que debemos tener presentes y estar agradecidos desde el tipo que te limpia los zapatos en las mañanas, hasta el jefe que te reta día a día...

Mi segundo padre es mas filosófico, me enseño que no solo es tener un objetivo sino saber llegar, que hay varias formas de llegar, pero el camino mas sencillo es siendo agradecido con todos, valorar a mi familia y saber que aún me equivoque y cometa errores, siempre ellos estarán para ayudarnos a levantarnos, a empujarnos y no dejarnos perder. Él me enseño que no solo es golpear fuerte y no rendirse, sino que se debe combinar la fuerza con la mesura, saber cuando es bueno parar, ver donde estoy y según la situación actuar, siempre pensando dos veces antes de tomar una decisión. Mi segundo padre me tuvo y me tiene la paciencia para dejarme ser, y observar de lejos lo que me estoy convirtiendo y aunque no le diga nada, sabe perfectamente donde estoy, que siento, que me duele y con que palabras me pueden servir para devolverme las fuerzas para seguir adelante. Me fomento el ímpetu de ser siempre el mismo. Que soy hermoso, que soy capaz de cualquier cosa, que valgo tanto y mas.

Tengo la fortuna de ser hijo de dos padres, dos padres que con carencias y muchas virtudes ahí están y ahí estarán mientras Dios me dé la fortuna de tenerlos a mi lado. Y aunque sé que la sombra o sus éxitos que tuvieron a mi edad no los he conseguido. 

Como una vez me dijo mi segundo padre, la alegría de un padre no es que los superemos en sus bienes o en lo que puedan tener, sino que seamos felices con lo que decidamos ser, con quien decidamos estar y con lo que queramos tener. 

Agradezco a Dios el haberme dado dos padres, dos padres que dieron lo que tuvieron en sus manos y en sus posibilidades todo para que yo tuviera un techo donde refugiarme de la lluvia, un libro donde pudiera leer, un par de zapatos con los que pudiera correr, un cuadernos para expresar mis ideas, un abrazo cuando lo necesite, una negación cuando fue requerida, una mano dura cuando tenía rebeldía.

Mi primer padre me vio crecer, me crío y me educo, mi segundo padre me guió, me inculco, me forjo a ser un hombre.

Pero ambos jamás me dejaron, siempre estuvieron para darme la mano y limpiar mi desastre que hice, estuvieron cuando hice logros importante, estuvieron cuando hice desastres gigantes, estuvieron, siempre estuvieron y lo mas importante siempre están, ahí aguardando, dejándome ser, dejándome cometer errores, dejándome rascar con mis propias uñas y aunque hay veces en que regreso corriendo y escondiéndome detrás de sus pantalones y señalando quien me lastimó, para esperar que me defiendan, pero los conozco y esa no es su forma de ser. Son ambos de los padres que te sacuden, te vuelven a limpiar las lagrimas y te vuelven a aventar al ruedo, pero ahora con consejos, con tips, con el manual para hacer todo correctamente...

Gracias Padres, por forjar este niño que intenta seguir sus pasos, aunque si soy sincero, sus huellas siguen siendo muy grandes para lo que soy, pero algún día los sorprenderé y les regresaré todo o parte de todo lo que me han dado.


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