martes

Paseo...

El día estaba muy nublado, acababa de llover y él se encontraba ya en casa, tomando su vino, viendo como las últimas gotas resbalaban del otro lado de la ventana, era necesario que sacara a pasear a Zeus y a Socrates, dejo su copa de vino sobre la mesita de la sala, tomo las correas y su paraguas, las correas eran mas que nada para que sus perros supieran que iban a salir, por que nunca tuvo la necesidad de usarlas a menos que fueran a un nuevo lugar. Bajo el elevador y ya estaba Mario en la puerta abriéndole la puerta. Todo transcurría normal, Raúl como siempre no se despegaba del celular, hablando con Ragno sobre sus inversiones, negocios y cosas legales.

No tardo mucho en llegar al parque, como siempre jamás se fijaba quien iba o venía, solo sacaba su cigarro, se sentaba en su banca que daba de frente a los juegos infantiles, donde conoció a su pequeño amigo hace años, el cual ya era cada vez mas raro que lo viera, ¿tal vez por que ya estaba creciendo?, no lo sabía...

Mientras fumaba, vio como una chica jugaba con una niña. Él no le tomo mas importancia y regreso a sus correos. Socrates el mas inquieto de los dos perros, corrió a querer jugar con la pequeñita, pero esta al ver a un perro mas alto que ella corriendo hacía ella, soltó un grito que pudo oírse. Raúl cuando vio a la pequeña corriendo en dirección a la chica, le grito al perro que freno inmediatamente, regresando corriendo hacía él. Lo ató a su correa, junto con Zeus y ya atados se dirigió hacia la chica para pedirle una disculpa y decirle que solo quería jugar con ella. Aunque ese momento se percato que no era una adolescente sino una mujer la que estaba jugando con la pequeña.

- Hola, perdón por espantarte pequeña, él solo quería jugar contigo, pero no mide su tamaño ¿Quieres acariciarlos? 
- ¡Nooo! - Volteando su cara entre las piernas de aquella chica. Raúl solo levanto la mirada apenado por la situación, aquella mujer se le notaba el enojo en el rostro.
- No deberías traer a esos perros sin correa, pueden ocasionar algún problema, como este que le paso a mi hija. Dijo aquella mujer que él al tener esa costumbre de siempre ver a los ojos y las facciones de las personas, solo pudo ver una piel muy blanca, con pequeñas chapas que sobresalían en su rostro.
- Creo que tienes razón. Pero también me parece justo que Sanson sea reprendido ¿O tu que opinas enana? - Dirigiéndose  a la pequeña mujercita que con su vestidito y su gabardina amarilla de cuerpo completo, pero pensando que ella había dicho "Su hija" y no su "hermanita" o "su primita".
- ¡Si una nalgada! - Respondió la niña sin sacar su rostro de entre las piernas de mama.
- ¡Me parece una excelente idea!, pero debes dársela tú, ¿Esta bien? - La niña solo movió el rostro de afirmación y con unas gotitas de lagrimas en su rostro.
- Solo espera deja voltearlo para que le des en su trasero - Diciendo esto, le pidió a Zeus que se moviera y volteando a Socrates, para que la mujercita pudiera regresarle el susto. Cuando lo hizo, Raúl le dijo a Socrates "Morto", haciendo que el perro se tirara y se quedará acostado. Raúl aprovecho la oportunidad para decirle a la niña que le había pegado muy fuerte y tal vez se había desmayado... De vez en vez Raúl volteaba a ver a su mamá, que por el truco que había hecho solo pudo soltar una pequeña risita.
- Si lo acaricias verás que se despierta - diciéndole a la niña con una voz lo mas dulce que podía, la niña se agacho y comenzó a acariciar a Sócrates y de inmediato se levanto, pero esta vez la pequeñita ya no tenía miedo, Sócrates y Zeus se acercaron a ella buscando sus caricias. - Creo que te les caes bien ¿Cómo te llamas? - Pregunto Raúl a la pequeña.
- Se llama Natalia - Interrumpió su mama
- Mucho gusto Naty, yo me llamó Raúl, El negro se llama Sócrates y el gris se llama Zeus - respondiendo Raúl sin voltear a ver a su mamá.
- ¡Hola Sócrates, Hola Zeus!, ¡Me espantaron! - Decía la mujercita
- Hola soy Raúl, mucho gusto - estirando la mano a su mamá.
- Leslie - estrechando la mano de Raúl. - No deberías traer ese tipo de perros sueltos, pueden causarte algún problema - todavía se notaba algo molesta.
- No hacen nada, están entrenados, pero tienes razón, ¿Oye Nati, crees que si les invito un chocolate caliente, se pueda compensar el susto que te causamos? - preguntándole pero sin dejar de ver a su mamá.
- ¡Siiii! - y de inmediato bajando la cara - ¿Solo si mi mamá me da permiso? - hablando cada vez mas bajito.
- ¿Podría invitarles una taza de chocolate caliente? - le preguntaba mientras señalaba un cafe que estaba justo del otro lado del parque.
- ¿Y tus perros donde los dejarás? - Vendrían con nosotros
- Pero solo una taza Natalia, tienes que alistarte para ir con tu papá, ¿Ok? - le respondía a la niña que solo soltó una risa y vio a Raúl para que ya se fueran por el chocolate.

Raúl jalo a los perros, Leslie tomo la mano de la pequeña y cruzaron el parque hasta llegar al cafe, donde de inmediato salió un mesero.

- Buenas tardes Sr. Raúl, ¿Me permite? - estirando la mano Mario para tomar las correas de los perros y llevándoselos, no tardo en llegar una niña, para preguntarle si le ofrecía la misma mesa, él le pregunto a Natalia que era la invitada de honor si quería su chocolate en la terraza o dentro del café. La pequeña se le quedaba viendo a su madre como pidiendo permiso para decidir, su madre solo le dijo que eligiera.
- ¡Terraza! - dijo sonriendo, para ese entonces ya no tenía puesto la cachucha amarilla de su gabardina y se le podía ver sus dos coletas - pero, ¿y tus perros? - pregunto un poco triste.
- No te preocupes, los llevaron a que tomarán agua y a secarlos, ahorita los traen de vuelta - pasando su mano por la cabeza de la pequeña - Bueno, Rebeca ya eligieron - dijo guiñando el ojo a la mesera.
- ¿Me permiten? - no tardo Mario en salir a poner una sombrilla, secar la mesa, las sillas y juntando otra mesa para poner en el piso dos tapetes para cuando regresarán Zeus y Sócrates. Así los tres siguieron a Rebeca, hasta llegar a la mesa. Leslie no perdía de vista nada, desde como llego Mario por los perros, hasta la atención que les dieron, cuando Rebeca los dejo en la mesa, Natalia de inmediato pidió su chocolate, Leslie le pidió un cafe americano y Raúl le pidió lo de siempre. Sin más Rebeca se retiro.

- ¿Vienes seguido? - pregunto ella al no poder contener la duda.
- No, tenía como 3 meses que no venía, ¿Por qué? - respondiendo a su duda él.
- La atención que te tienen es increíble, la última vez que vine, tardaron mas de 30 minutos en atendernos ademas, por dos tazas y dos rebanadas de pastel, gastamos mucho - le decía entre reclamo y sorpresa Leslie a Raúl.
- ¿En serio tardaron tanto?, eso no se debe repetir pero no te preocupes por que no se repetirá - le respondió Raúl serio en sus facciones.

No tardo mucho en que llegará Rebeca con la charola, dándole su cafe a ella, su tacita de ristretto a él y poniendo una taza de cristal con muy poco chocolate a Natalia, después con una jarra de leche tibia le vertió la leche haciendo que el chocolate estuviera espumoso, Natalia no dejaba de ver como con cada vertida, el chocolate se hacía mas espumoso y solo se le veía como sus ojos de sorpresa se hacían mas grandes, volteando a ver a su madre, le decía que se lo acabaría de un sorbo... Tanto Raúl como Leslie solo reían, en cuanto termino Rebeca de servir el chocolate, llego Mario con la charola de pasteles y pan dulce, Leslie eligió un pastel de zarzamora con crema, Natalia una galleta de chispas de colores y Raúl solo un pan con mantequilla que le habían preparado de antemano.

Durante la merienda, no tardo el interrogatorio por parte de Natalia... ¿A que te dedicas?, ¿Por qué se llaman así tus perros?, ¿Por qué dejas tu cartera y tu celular arriba de la mesa?, ¿Por qué te atendían así y a ellas no las atendieron igual?... Como la inocencia de los niños no tiene limite, cada vez sus preguntas eran mas personales obvias de una niña de esa edad que veía a un hombre solo, la nena estaba comiendo y tomándose su chocolate y pensando en todas las respuestas que le había dado.  Leslie por su parte no decía nada solo tomaba su cafe y daba mordidas a su pastel, Raúl por su parte estaba viendo su celular y respondiendo correos...

- ¿Tienes juegos? - Le pregunto a Raúl, con una sonrisa. Aunque Raúl tenía sobrinos, jamás los había visto o había convivido con ellos, aunque gracias a Ragno siempre tenían un buen estudio.
- No, no tengo juegos ¿por qué? - respondiéndole sin dejar de verla a los ojos.
- ¿Entonces para que te compras un celular que no tiene juegos?, eso es muy tonto - exclamaba la niña.
- ¡Natalia! ¡No hablas de esa manera! - jalándola un poco hacía ella y mas bajo le dijo algo que él no pudo escuchar.
- Esta bien mamá - volteando a ver a Raúl le pidió disculpas por haberle dicho tonto
- Esta bien enana, te disculpo - respondió Raúl.
- ¡Oye! ¡no te he preguntado esto! ¿Tienes novia o esposa? - diciéndolo como algo natural, como si ella pensará que todos los mayores deberían tener una pareja.
- No, no tengo novia y tampoco esposa - dijo de forma natural Raúl.
- ¡No tienes novia!, mi mamá tampoco tiene novio y ella es muy bonita ¿te gusta? - dijo soltando una carcajada.
- ¡Natalia! ¡Que te pasa!, por favor Raúl no te creas todo lo que dice esta niña que habla sin pensar - dijo muy sonrojada Leslie
Raúl solo puedo soltar una carcajada - hace mucho tiempo que no reía - tomándole con cariño de la cabeza a Natalia - Creo que eso sería muy bonito, pero no conozco a tu mamá, ni ella me conoce a mi... - finalizo.

Natalia se quedo callada pensando y viendo hacía el parque, Socrates al ser el mas inquieto se acerco a la mano de Raúl quien lo acaricio, Natalia volteó a ver al perro - ¿Y si nos ponemos de acuerdo para vernos siempre aquí en el parque para pasear a tus perros? - dijo sonriendo.
- No sería mala idea, ¿Quieres otro chocolate?  - Respondió Raúl.
- No ya es tarde y Natalia debe alistarse para ir con su papá - ganándole la respuesta a Natalia quien volteó enojada viendo a su madre.
- No puedo, debo ir a una reunión con mi papá - dijo mirando triste a Raúl.
- Ok no te preocupes enana, otro día será y si gustan volveremos a tomar un chocolate - les comento
- Muchas gracias por todas tus atenciones y detalles que has tenido con nosotras - comentaba Leslie quien estaba acomodando sus cosas para irse.

Él se levanto al mismo tiempo para ayudarle a separar la silla de Leslie y de Natalia, ya levantados. Raúl le extendió la mano a Natalia y volteando a darle la mano a Leslie, quien se acerco para despedirse de beso en la mejilla, pero los dos voltearon al mismo lado, provocando una sonrisa conjunta tanto de ellos como de Natalia.

- Tú a la izquierda, yo a la derecha - dijo algo seria Leslie.
- Ok - respondiendo él.

Así se despidieron, Raúl las acompaño hasta la entrada al cafe, y acompañándolas ellas por dentro de la cafetería y el por fuera.

- ¡Adios Socrates!, ¡Adios Zeus!,  ¡Adios Raúl! - se despedía efusiva Natalia mientras pasaban de frente a la terraza. Su madre en cambio un poco apenada por las actitudes de su hija, solo con un leve movimiento se despedía de él. - ¿Te gusto Raúl, mamá? - le pregunto no pasando tres metros de distancia. - Ya callate Natalia - volteando a ver si había oído él la pregunta. Era obvio que la había escuchando pero no levanto la mirada.




No hay comentarios: