martes

Incongruencias.

Estaban a cinco minutos de cerrar cuando entra una mujer preguntando por Raul, Gaby quien era la mano derecha de su jefe, la acompaño a sentarse y a ofrecerle algo de tomar. - Si te encargo un frapucchino moka - dijo cortante, mientas buscaba algo en su bolso, Gaby salió casi corriendo a pedir el cafe y a buscar a su jefe.

- Afuera lo buscan - Dijo Gaby entrando al despacho 
- ¿Quien me busca y a esta hora? - pregunto mientras cerraba su computadora.
- No me dijo su nombre, pero tiene un carácter fuerte - dijo apenada por lo último que soltó de su boca.
- No te preocupes ¿Esta en la terraza? - repuso aquel hombre.
- No, esta en el segundo piso, ahí esta ya solo - respondió Gaby, saliendo tan rápido como cuando llego.

Él tomo sus cosas con mucha tranquilidad, cerrando tras de si la puerta de su oficina, paso por la cocina, despidiéndose de la mayoría y aprovechando para pedir su último café del día. Cuando estaba cruzando el primer piso, estaba bajando Gaby haciendo muecas.

Tras subir al segundo piso, no la reconocía en cierta medida por la penumbra que dominaba y por estar de espaldas.

- Buenas noches, ¿En que puedo ayudarle? - pregunto aquel hombre, reconociendo de inmediato a la dama que preguntaba por él.
- En muchas cosas Raul - respondió sin levantarse - ¿Tienes encendedor que me prestes? - pregunto sabiendo que él siempre cargaba uno.
- Claro - sacándolo de su bolsillo - ¿Cómo has estado? Hace tiempo que no te veía - pregunto con su sarcasmo que tanto lo caracterizaba.
- Muy bien Raúl, y no te he necesitado mas, para estarlo -  sonaba molesta.
- Pues desde que me pediste que no te buscará mas, eso hice - dijo Raul.
- Lo hice para saber si lo que realmente sentías por mi era amor y buscarás la forma de estar conmigo - respondió ella. Él guardo silencio, no respondió nada. - Pero veo que no era así, solo venía a decirte que no me busques mas, que no me hable mas, porque tengo pareja... - quedándose callada.
- ¿Y lo amas? - pregunto con su pequeña risa.
- Si Raúl, si lo amo - respondió enojada.
- Pues entonces no entiendo que haces aquí - levantándose de la silla donde estaba.
- Si, la verdad no sé que hago aquí, ni tú eres lo que esperaba, ni yo lo que tú deseabas - dijo aquella mujer.
- Ok - Raúl se levanto, dejándole el encendedor en la mesa y bajo.

- Espera - dijo ella al ver que estaba por irse - ¿Alguna vez has amado a alguien? - pregunto.
- Si, solo una vez y no fue a ti - respondió sin voltear y bajo por las escaleras, perdiéndose.

No pasaron 2 minutos, cuando subio German, pidiéndole de la manera mas atenta que cerrarían en 10 minutos y tenía que irse de la cafetería.

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