lunes

Reencuentro

A los quince años, él estaba perdidamente enamorado de Altair, una compañera del salón, él no era ni la sombra de lo que el futuro le deparaba, ella para él era la niña de sus sueños. Sentado tres pupitres detrás de ella, siempre imaginaba lo que sería ser su novio. Hacía cuentos donde ella era la damisela y el su protector, claro que todo esto fue un amor platónico. Por que él no se atrevía a decirle nada y ella no sabía lo que él sentía por ella..

En fin, el caso quedo en la escuela. Pasaron los años y cada uno siguió su vida, se perdieron del todo,  un día no sé muy bien cómo Altair  fue citada en una pequeña cafetería del centro por su amiga Fabiola que era frecuente verla ahí. Como siempre Raúl se encontraba en su despacho, cuando se le rompió la punta de su lapicero, al jamás usar bolígrafo a menos que fuera a firmar un documento, salió de su despacho para buscar uno con sus empleados.

Al salir y lo que jamás pasaba, choco de frente con una clienta, tirándole su bolso y ella a él su celular. Ambos en el momento se disculparon, él bajo a levantar su bolso, aprovecho ese momento para recordar ese rostro, de algún lugar lo conocía… sabía que la había visto, pero no sabía de donde, levanto todo, lo mas normal que podía y se los entrego.
- Disculpe señorita... Raul - estirandole la mano.
- Altair - regrésandole el apreton de manos.
 - ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo ella, mientras se acomodaba su bolso.
- Claro, dime - respondió él.
- ¿Te apellidas del Lago? - pregunto apenada. - Perdón si no eres, pero te me figuras a alguien a quien conocí hace mucho tiempo - dijo sonriendo.
- Del Lago, no… De la Roca, tú también te me haces conocida, pero la verdad no recuerdo de donde - No quería decir si alguna vez tuvo una aventura con ella y desapareció como con todas las demás... No quería quedar mal.
- ¿Donde estudiaste? - pregunto ella mientras Gaby, le entregaba su pedido. - Mil gracias - le respondía a Gaby 
- En varios lados estudie... - Hablaba de los lugares donde estudio después de haber casi huido del barrio donde crecio - Si tienes tiempo, podemos sentarnos e investigamos de donde nos hemos conocido o si nos estamos confundiendo de persona - le pregunto Raul, soltando una sonrisa.
- Me gustaría pero me están esperando… Bueno todavía no llega, pero me quede de ver aquí con alguien - Raul, no dejaba de ver cada expresión que hacía ella, tratando de hallar donde la había conocido.
- En lo que llega podemos charlar… - jalándola hacía él ya que estaban estorbando a los que estaban formados. - ven, esperemos a tu cita en el balcón, el día se presta para estar ahí... Además mandamos a remodelar esa área y quiero que me des tu punto de vista.

Algo pensativa Altair accedió y fueron juntos al primer piso.

- Entonces… ¿Este lugar es tuyo? - pregunto ella.
- ¿No te invitaría a pasar a un lugar si no es mío, cierto? - respondió el él sacando una pequeña sonrisa.

Durante el trayecto ella no dejaba de ver las cosas que tenía en la pared, sus cuadros querían decir algo pero no sabía que, los objetos colgados tal como los veía combinaban con la decoración, le llamaba mucho la atención aquella mujer que aparecía en varias imagenes, siempre de espalda y pocas veces de perfil. Ella ya lo había reconocido, pero él a ella no. Así, mientras Raul caminaba para llegar al área remodelada, le preguntaba cosas sobre su trabajo, de donde era, si conocia a tal o cual persona.

- ¿De verdad no me recuerdas? - dijo ella viéndolo a los ojos, Raul abría una cortina de plástico para que ella pasara, pero se quedo por un pequeño instante, casi persepctible estático viendo la mirada de Altair.
- No, la verdad no… Pero sé que nos hemos visto en algun lugar...- respondió él.
- ¿Donde estudiaste la secundaria? - pregunto ella. 
- En... ¡Es verdad! ya te recordé ¿De ahí nos conocemos? - repuso él con una sonrisa que no había sacado desde hace mucho tiempo. - jamás pensé volver a encontrarme con ninguno de ahí - dijo mientras acomodaba la cortina.
- Veo que te ha ido bien… - dijo ella mientras caminaban sobre un piso de madera. - tantos años sin verte y ahora por casualidad te encuentro, aquí… En el lugar donde menos pensé que te encontraría - decía Altair mientras veía por donde poner los pies ya que estaba en obra esa área.
- Quiero saber todo de ti o bueno desde donde deje de verte - dijo Raul, abriendo las cortinas y unas ventanas que daban directo a las copas de los árboles que había enfrente del local.
- ¡Que hermosa vista! - exclamo Altair acercándose al borde del barandal de cristal.
- Si,lo sé por eso mande hacer esto - le respondió él. - pero… dime ¿Que has hecho? - pregunto Raul contento de saber de alguien de aquel lugar al que tanto se negó regresar y jamás volvió.
- ¿Que quieres saber? - pregunto Altair mirando a la calle.
- ¿Te casaste? ¿has visto a otros del salón? - pregunto Raúl.
- Estuve casada de un gran hombre, pero no sé, no fuimos el uno para el otro… A unos pocos los seguí frecuentando aunque cada vez estamos mas distanciados. - respondió ella - ¿Y tú? ¿Eres casado? - pregunto Altair con una sonrisa que él no supo descifrar.
- No, no es para mi - respondió él, recordando en ese momento todo lo vivido con Mariana y el último día que la vio partir en el aeropuerto, para dejarla que cerrará el ciclo, el ciclo que ella decidió cerrar.
- ¿Pero tienes novia? - pregunto ella.
- No… ni novia, ni esposa, ni hijos, solo dos perros, que tal vez los viste en la terraza de la parte baja - respondió Raul levantando la ceja. Gaby subió para avisarle a su jefe que tenía que partir a una reunión en unos minutos as, Raul le movió la cabeza para confirmar…
- Mira que coincidencia, tú tienes una reunión y apenas esta llegando mi amiga - dijo Altair saludando a una chica que estaba caminando en la acera.
- Ok, vayamos a encontrarnos con tu amiga - dijo Raúl.

Ambos bajaron y se encontraron con Fabiola, ellas se abrazaron con una efusividad que sorprendió a Raul, quien estaba observando a cierta distancia de ellas, Gaby acercándose a su jefe para saber si se le ofrecía algo. Entre ellos murmuraron algo y Gaby se retiro lo mas rápido posible.

- Faby, ven te presento a un viejo muy viejo amigo - caminaron hacía donde estaba él
- Fabiola, él es Raúl… Raúl ella es Fabiola - mi mejor amiga.
- mucho gusto señorita - respondió él.
- ¡wow! ¿señorita? hace tanto tiempo que nadie me dice así que me la voy a creer - respondió entre carcajadas Fabiola, él solo sonrió y miro su reloj.
- Oh cierto Raul, tienes reunión… Me dio gusto volver a verte, te prometo regresar pronto - dijo Altair.
- No quiero ser descortés pero debo dejarlas... Están en su casa - dándole un beso a Fabiola y Altair.

Raul se dirigió a su despacho y en ese momento llego Gaby para ofrecerles un lugar donde sentarse a charlar, las dirigió a su mesa, les prendió la vela y trajo un plato de galletas. 

- En un momento vengo a tomarles su orden - dijo Gaby,
- Gracias - respondieron al mismo tiempo ellas.
- ¿Quien es él?, o sea señorita… ¡Cuanta educación!… ¿De donde lo conoces? - interrogó Fabiola a Altair, sacando un cigarrillo de su bolso.
- Se llama Raul, estudiamos juntos hace mucho tiempo… Si ha cambiado mucho, casi no lo reconozco - respondió ella, tomando una galleta.
- si, si, si, pero Altair, a ver amiga… ¿Sabes quien realmente es él? - volvió a preguntar su amiga.
- ¿Cómo que si sé quien realmente es él? - regreso la pregunta Altair.

Fabiola estaba por contarle quien era su “amigo” cuando llego Raúl, junto a otro señor para despedirse.
- No, no, no... por favor no se levanten, vengo para despedirme... Espero volver a verte y a usted también - viendo a su amiga - lamentablemente tenemos compromisos que atender y son inamovibles... 
- Señor, ¿Desea que llevemos sus cosas al coche? - interrumpio el señor Antonio que se acerco a él. Raúl no volteó a verlo - Pero tan pronto las vea de nuevo, prometo hacerlas pasar un buen rato. - despidiendose de Altair y Fabiola. - Claro Antonio, también trae su portafolios y sobre su escritorio dejamos una cajita negra… súbelas - le respondió su compañero. Raul y aquel señor se despidieron y salieron de la cafetería para esperar a que Antonio llegará, en lo que esperaban Antonio y su compañero voltearon un par de veces a ver a Altair y a Fabiola. Llegando Antonio, bajo lo mas rápido para abrirles la puerta, ambos entraron y partieron.

¡Cómo te decía amiga él es…

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