martes

Contrato.

Cayeron las llaves del auto cuando el señor vio en una servilleta "Lo siento debes irte ya", inmediatamente volteo a todos lados de su gran comedor, sin poder discernir entre sombras...
- No hace falta que prenda la luz, esto no durará mucho tiempo - decía una voz que levantaba la servilleta del suelo - Me da risa como la gente al tener todo y al brindarle todo para que crezcan y sean participes de una felicidad y ayudar a otros a darla, la desaprovechan con debilidades inútiles y banales.
El señor alcanzó a prender la luz de su comedor y vio a un joven no mas de 35 años vestido de traje, corbata y camisa con mancuernillas, en su rostro podía notar cierta tranquilidad y serenidad en sus palabras, su rostro se le hacía muy conocida.
- Vienes a robar algo de mi casa, por favor no le haga nada a mis hijas ni a mi esposa - mientras se sacaba de su muñeca su rolex que su esposa le había regalado la navidad pasada y dejandolo en la mesa - tengo mas cosas de valor, por favor no nos haga daño! - suplicaba el señor
Aquel Señor era Miguel Acosta un acaudalado ciudadano que había sido conocido por ser una persona desleal y así incrementar su negocio de ventas de materias primas, su familia no sabía a ciencia cierta como pudo hacerle si a los 18 años estaba por muy camino, no sabía a donde ir o que hacer de su vida. Pero Miguel pudo de la noche a la mañana sacar su pequeño negocio y hacerlo crecer bastantemente a nivel nacional y pronto estaría cerrando un negocio con una empresa Multinacional para exportar su mercancía.

- Sr. Acosta, yo soy muy joven para saber que sucedió el día que usted firmo el contrato para darle su segunda oportunidad, con apoyo indefinido de mi jefe y creo que ha fallado puesto que estoy aquí, le diré rápidamente... - Raul no dejaba de ver a los ojos al señor que al decirle sobre el contrato cayo rendido sobre una silla - Como se dará cuenta no vengo a robarle nada materialmente, por que no me interesa robarle a una persona que no tiene alma - tranquilamente lo explicaba Raul - Tal vez usted ya me haya reconocido o visto mas de una vez por su oficina, por que soy también el representante de Wiston & Smith Cía. La empresa con la que iba a cerrar su pequeño negocio. - Raul se ponía atras de Miguel y poniendole las dos manos sobre sus hombres, acercando su boca a su oído le repitió - Vengo por tu alma Acosta, pero primero quiero que sepas el porque de esto.

Miguel Acosta no sabía o no quería saber el por que, solo lloraba como niño, su rostro de una persona alegre y que siempre invitaba a todos a su casa para presumirla se estaba transformando en la de una persona sin facciones, sollozando  con sus manos entre su cara. Raul no dejaba de acariciar el rostro del señor. - No llores aquí no hay perdón, la acción ya esta hecha, ¿De que sirve confesarse todos los domingos ante el cura, sino te arrepientes?, Sabes Miguel, me encanta mi trabajo... - Dijo Raul viendo como la mirada de Miguel se levantaba buscando la suya - me encanta por la simple razón que todas las personas por las que vengo, son personas que solo gastan el oxigeno de los que realmente valen la pena, por ejemplo tú, Miguel ¿Te daré una oportunidad para saber tu versión?... Ya que como te darás cuenta el informe de tu vida ya me lo sé de memoria, - volviendose a acercar al oído de Miguel - sé sobre las diez personas que estafaste, sé que tus trabajadores tienen un horario amplio sin descanso y por una misero sueldo, sé sobre el hijo que tienes fuera de este matrimonio, sé que la casa que presumes no es tuya sino de tu esposa, sé que el carro del año que esta fuera es del dinero de tu esposa, sé que lo que tienes todo lo que tienes en esta miserable vida, es por tu esposa, sé que no te importo nada y que no la amas puesto que te acostaste con su hermana, y sé mas cosas sobre ti Miguel, pero dime una sola cosa buena de ti o algo bueno que hayas hecho por alguien  y prometo que te perdonaré... - mofandose Raul, le encantaba ver suplicar a ese tipo de personas.

- No se!, no puedo pensar así! - respondía Miguel llorando
- Tranquilizate, de todas maneras no despertarás mañana - Respondía Raul - Sabes Miguel yo no tengo ningún problema con ese tipo de acciones siempre y cuando no afectes a terceros o a inocentes, como en ciertos casos de tus actos, donde con alevosía y conciencia plena defraudaste el amor incondicional de tu esposa, que varias veces te abrió las puertas y tú te empeñaste en pagarle con decepciones, una y otra vez.
- ¡Ayude a un sobrino a terminar la escuela! - le decía Miguel a Raul.
- ¿De que hablas?, tú oportunidad se fue cuando me dijiste que no podías pensar así. - Calló de golpe Raul a su presa. - Ok, hablame de ti, ¿Quiero saber quien es Miguel Acosta?, tengo tiempo - viendo su reloj Bvlgari, Raul le respondía.
- Todo sucedió cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, ella tenía 17 años y yo 18, mi padre me dio la espalda y vivíamos en el departamento de mi suegra... - tartamudeando y sollozando le decía a su verdugo - No tenía oficio ni carrera, no sabía hacer nada, fue ahí cuando unos amigos me invitaron a tomar en un bar del centro, a esa edad todo se te hace sencillo y no mides el riesgo!... Recuerdo que en los baños de ese bar me encontré con un señor que me ofreció cambiar mi suerte, me dijo que me ayudaría a abrirme las puertas del éxito pero que solo debía cumplir con las reglas del contrato... - Miguel respiraba aceleradamente pero sin dejar de decir una palabra, en tanto Raul se sentaba a su lado como típico psico-analista, poniendo total atención a su historia sin importar quien entrara al comedor. 
-¿Lo leíste?- interrumpió Raul
- Estaba borracho, al tope de deudas, ¿Que me costaba creerle a ese señor, cierto? - Miguel miraba a los ojos a Raul - recuerdo que saco una carpeta realmente hermosa, todavía recuerdo el adorno de León como queriendo morder, con ojos de rubí, estaba sacando mi bolígrafo cuando me repuso que era necesario que fuera con el suyo, era una Mont Blanc, todavía la recuerdo, por mas que la busque por todos lados, jamás la encontré, pesaba bastante y como si nada me dijo que pusiera mi firma y mi nombre completo, como pude lo hice firme y puse mi nombre, después de eso salió conmigo del baño y le ordeno al mesero que nuestra cuenta corría por su parte hasta que nos cansaramos de tomar.
- ¿Supiste como terminar el contrato sin salir afectado? - le pregunto Raul
- No, me dedique a tomar esa noche - bajando la cabeza en signo de decepción y humillación
- La única manera de evitar que el contrato se deshaga con todas las garantías y ganancias a tu favor era no caer en las tentaciones humanas, que por tu expediente caíste varias veces y en muchas, te explicaré algo, mi jefe, sabe que todos nosotros somos humanos y estamos débiles a cometer equivocaciones pero no perdona errores, sabe que hay momentos en la vida donde por madurez dejas de cometer equivocaciones y comienzas a cometer errores. El sabe que son pocas las personas que logran llevar una vida sin errores y tu amigo, fuiste muy débil, siempre te gusto el no esfuerzo y la vida sencilla y que mejor que con una mujer que daría la vida por ti, que te puso casa, negocio y lucho contra todos por el amor que te tuvo, y mi pregunta es ¿Cómo se lo pagaste?, ¿Que diste por tus hijas?, ¿Mejoraste?...
- Lo siento!, por favor lo siento! - suplicaba Miguel
- Solo puedo ofrecerte una opción para terminar esto ¿tu decides Miguel? - decía Raul
- Siii! dime cual - con cierta alegría le respondía Miguel a su invitado no deseado
- Puedes morir de manera casual, accidental o ahora mismo - sonrío Raul al decirle esto
- Explicate!!! por favor! no quiero perder a mis hijas, a mi esposa! - lloraba Miguel en desesperación, hasta el punto de hincarsele 
- Levantate! sé hombre! te explico - Raul se levantaba de la silla sacudiendose su pantalón - Casual puedo hacer que saliendo hoy a tu evento un automóvil choque contra ti y el único que fallezca seas tú, accidental antes de entrar en tu coche te resbales y te rompas el cuello y la última ahora mismo tengo una bala en esta pistola, - Raul le estiraba la pistola por la mesa, llegando casi a las manos de Miguel.
- Por favor perdoname! - volviendo a llorar Miguel y suplicandole que lo perdonara
- Tienes tres o elijo mi favorita - Raul ya estaba molesto por tanta auto-humillación del tipo, Raul con una llave y con una ligereza logro tirar y poner bocaarriba a Miguel - con su mano derecha Raul destapo el pecho Miguel y colocó la pistola con silenciador sobre el pecho. - Dime algo que quieras que le diga a tus hijas sobre ti y lo haré -
- Diles que siempre las ame y a mi esposa que la amo - Miguel sabiendo que no se iba a salir con la suya otra vez le decía sus últimas palabras 
- Por lo de tus hijas no debes preocuparte, vivirán tranquilas y con el mejor recuerdo de ti, tu esposa te olvidará por que hoy por teléfono recibirá una llamada donde sabrá toda la verdad de ti y su hermana. - Riendose le respondía Raul -

Solo se vio como Miguel quería decir algo pero el breve disparo certero de Raul, no dejo que pronunciara algo mas. Raul cargo a Miguel poniendolo sobre una de las sillas, saco una carta con la letra de Miguel explicando el por que se quitaba la vida y salió por la puerta trasera donde lo espera un maseratti.

Sería la última hora en que su mujer le lloraría, sus hijas siempre lo verán como su padre ideal.

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